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miércoles, 28 de octubre de 2020

Wailing slave girl Evy thoroughty spanked (Vídeo)




Hoy os traigo un vídeo algo diferente, por un lado porque en el título hace mención al término esclava, y así de entrada me llama la atención. Por un lado por mi condición de spankee y que mi forma de vivirlo no tiene nada que ver. Y por otro lado porque me ha gustado mucho la escena que he visto.

Es una pareja donde él está vestido en todo momento, eso me gusta, al igual que su firmeza y control. Y también a su vez me gusta verla a ella sólo con el culo al aire y vestida de cintura para arriba, al mismo tiempo me encanta cuando lloriquea y reconozco que me gusta escucharlo... 

Empiezan de pie, algo diferente a lo que suelo ver. También destaco la charla que le echa mientras la está dando azotes. Y continúa regañando casi hasta el final.

También quiero resaltar cuando coloca la silla y él hacerla que pase por detrás... ahí veo una mezcla de cuidado hacia ella y de crear cierta expectación.

Me encanta el detalle al terminar... el ponerle crema en el culete.

No sé qué tipo de relación tendrán, ni cómo lo vivirán, pero la secuencia podría pasar perfectamente por una Disciplina Doméstica. 

Y también tengo que decir que me gusta muy mucho el espacio, la amplitud, el orden y la limpieza que veo en él. 

miércoles, 21 de octubre de 2020

El rincón del spanker (por Santi Ledesma)

 



Hoy quiero compartir con vosotr@s una entrada que me ha parecido muy interesante de Mariposas de Chocolate y es en relación a lo que siente él cuando tiene a su spankee mirando la pared...



A mí también me ponen deberes y hace unos días me hicieron una pregunta que voy a tratar de responder: "¿Y tú que sientes cuando estoy en el rincón?".

Creo haber hablado alguna vez del tema y lo resumía si no recuerdo mal con una metáfora: tengo la misma sensación que debe tener un pintor, cuando mira su cuadro. Pero ya que me lo han pedido voy a ahondar más en el tema.

En primer lugar habría que hacerse la pregunta, del porqué de ese ritual. ¿Por qué nos gusta mandar al rincón? Depende mucho del momento concreto de ese rincón. No es lo mismo, antes, durante que después. Si es antes está muy claro, quieres crear un estado de ánimo, profundizar en la incertidumbre, incluso para que negarlo en el miedo, ese miedo excitante, alargar la agonía. Si es durante, tampoco hay duda, es un cambio de tercio, y es más de los mismo. Como decir, hasta ahora estábamos calentando, ahora viene la parte seria. O sea otra vez incertidumbre, control de la situación y miedo. Sin embargo, creo que estas dos opciones, son las menos habituales. La mayoría de rincones, al menos en mi experiencia son después. Y creo que eso ya nos puede dar una pista.

Está claro que también se pretende crear un estado de ánimo. En este caso, la sensación buscada, es la vergüenza, incluso la humillación, pero sobre todo sensación de castigo, el rincón es la parte final del castigo, la última prueba, finalizado el rincón, se terminó el castigo. Y dependiendo que extras se le añadan a ese rincón, aumentas ambas sensaciones. Imagino o bueno al menos eso me han contado, que unas de las sensaciones más abrumadora del rincón, es aquello que contaba Foucault es un panóptico de vigilar y castigar: "El castigado no debe saber nunca si en ese momento se le mira, pero debe estar seguro de que siempre puede ser mirado"...inquietante desde luego y sensación de descontrol también. De hecho, a mí personalmente en esa situación me gusta especialmente jugar a provocar eso. Levantarme, moverme, salir de la habitación un instante para volver a entrar...buscando precisamente eso que describe Foucault, no sabes si te miro en ese momento, pero sabes que en cualquier momento puedo mirarte.

Otras de las cosas impactantes de todo rincón, es el silencio. Después de la siempre ruidosa azotaina se hace un silencio muy especial, donde solo se escuchan respiraciones. La de quien está en el rincón y la de quien está mirando. Así que, pese a que pueda parecer frío y distante, sigue existiendo constancia de una conexión, ente quien está en el rincón y quien mira. Conexión visual y auditiva, que entre otras cosas te comunica, de forma visual (color de las nalgas) y auditiva (respiración); el dolor físico.

Pero bueno la pregunta iba referida a mí, a mis sensaciones y voy a entrar ellas por la puerta grande. ¿Y si os digo que el rincón, o sea enviar a mi compañera de juegos al rincón después de la azotaina, es enviarme a la vez un rato a mí mismo? Pues lo es y me voy a explicar.

En un juego por muy punitivo que lo quieras hacer y trasmitir, hay excitación sexual y durante el mismo hay contacto sexual directo o indirecto. No tiene demasiada lógica a mi entender, pasar directamente de querer crear una sensación de castigo, por excitante que pueda ser esta a una relación sexual. Se necesita una transición, un ritual de cambio de tercio y esa es para mi sin duda unas de las funciones del rincón. Voy a ser bruto, pero la carne  no se consume inmediatamente muerto el animal, hay que dejar que pase el rigor. Siguiendo el símil, el rincón es como una especie de proceso de maceración. Así que en el fondo y ya que me han pedido mis sensaciones, el rincón es un rincón, es una forma de refrenar mis ansias desbocadas en ese momento y dar tiempo a que se asienten no solo en mi si no también en la otra persona. Que sienta, todo aquello que quiere sentir y que a veces pasa por sentir la sensación dolorosa, la vergüenza, el descontrol y también la calma de un instante de soledad con su propias sensaciones. Muchas veces es una especie de prueba de paciencia, que permite analizar la situación y encontrar un equilibrio entre mis urgencias y las de la otra persona. Vamos no ser egoísta.

Por eso os decía que mandar a alguien al rincón, en parte es mandarme a mi mismo. Mas allá de todo lo demás que he descrito. Y bajo ese silencio del que os hablaba antes y a través de esa conexión no perdida, intentar acertar el próximo paso. He acabado muchos rincones simplemente sacándola de allí, poniéndola contra el sofá o la cama y ya os podéis imaginar el resto. Pero también no pocas veces han vuelto a mis rodillas, solo para recibir caricias y atenciones o incluso alguna que otra vez, para simplemente hablar. Y que opción escoger es algo que he pensado en el rincón, mirándola cuando no sabe si la estoy mirando o no.

miércoles, 14 de octubre de 2020

Las regañinas


Pauline Burlet y Marc Barbé

Esta fotografía pertenece a la película francesa la mome, aunque la traducción que hicieron al español es la vida en rosa. Trata de la vida de la cantante legendaria Edith Piaf. Y no, por si os lo estáis preguntando no hay spanking en la película. Aun así, me encantó esta imagen tan peculiar, y me dice tanto con sólo mirarla... Mi imaginación vuela...

Siguiendo con el título de la entrada, tengo que decir que no sé que tendrán las regañinas que tanto me fascina recibir, siempre hablando desde un contexto por supuesto. De hecho no me mola nada cuando alguien pretende echarme la charla. Normalmente no lo consiento, además tengo la lengua un poco suelta y suelo contestar sin problema, a veces irónica, a veces simpática, a veces borde... según se comporte la otra parte así actúo yo, es raro que me calle.

Cuando me regaña mi pareja es diferente, con él directamente me excito... Me encanta ver su mirada, escuchar su tono de voz enérgico y a la vez tranquilo, y sabiendo perfectamente lo que está haciendo. Además, lo hace porque él realmente es así, digamos que le gusta regañar, me da a mí que lo lleva en las venas. 
Lo suele hacer cada vez que hago o digo algo que a él no le gusta o desaprueba, entonces me riñe... uhmmmmm no sé porqué pero no puedo evitar que me suba un escalofrío por las piernas y me ponga cachonda en ipso facto, claro... él no lo nota, pero yo sí.

¿Puede haber una buena bronca sin azotes? 
Así de primeras, sí, de hecho, es como ir sembrando el camino. Por ejemplo, puede echarte la charla en el coche de camino a casa, que equivale a calentar el ambiente con doble sentido. Luego una vez en casa, pues, lo suyo es que no quede sólo en palabras y que la charla termine como tiene que terminar. En el caso de que en ese momento no se pueda finalizar con azotes se quedarían pendientes para otro día. Aunque por otro lado, hay muchas formas de jugar y de la interpretación que se le de, porque también si la pareja está empezando a conocerse es normal que el spanker pueda ir con cierta cautela. Y también, puede depender de otros factores, puede quedarse la bronca como una advertencia de lo que te puede pasar si vuelves a comportarte de esa manera.

¿Puede haber azotes sin regañinas?
Sí, claro, en las azotainas eróticas por ejemplo, es muy raro que se de y de haberlo es de forma muy light, o simplemente no hay.

¿Todo el mundo vale para regañar?
Pues no, no todas las personas saben y no tiene porqué gustarle a todo el mundo, es cuestión de actitud. Para mí que tiene relación con la figura dominante, sin tener o no que ser spanker., Es más bien la figura de mandón y de controlar lo que tiene a su alrededor, incluida la pareja. Algunas personas lo llevan implícito en ellas. 

¿A todas/os los spankees nos gustan que nos regañen?
Pues así de entrada, yo no puedo representar a todxs, con lo cual no puedo hablar por boca de ellas/os, aunque diría que un porcentaje alto sí les pone la idea. Por supuesto somos diferentes unos de otros aunque coincidamos en el rol, sin embargo los regaños es algo muy peculiar de nosotros/as. Y si hay algún spankee (mujer/hombre) que no le guste ni le excite que le regañen agradecería que lo dijera, para que conste en acta.

¿Que siento cuando me regaña mi pareja?
En esos momentos me siento súper pequeña, con vergüenza, y más si sé que tiene razón. Aun así a veces aunque sepa que yo no tengo argumentos, me gusta desafiarle y tensar la cuerda, es una manera de dar vía libre a que quiero recibir a base de bien. Es importante en las relaciones que se den ciertos códigos que sólo ambos sepáis interpretar.
Hay otros momentos en que no me salen las palabras y sólo agacho la cabeza y obedezco., pero claro, mi comportamiento hasta llegar a ese estado ha sido de todo menos bueno. Jajajaa

Por un lado siento que es una manera de bajarme los humos y por otro lado, me me gusta sentir que quién manda y lleva las riendas y quién domina es él. Yo sólo le cedo ese privilegio para que pueda tomar el control cuando y cómo lo considere.

A través de la regañina, antes y durante la zurra es una manera de reforzar y alimentar la intensidad del momento. A mí personalmente me ayuda a disfrutar más del instante aunque en ese momento el culo me esté ardiendo...
La bronca forma parte del juego, entiendo que no siempre tiene porqué haberla aunque también sé que cuando se da, el juego sabe más rico...

miércoles, 7 de octubre de 2020

La primera noche (Relato)




Autora: Sara

Era la primera noche que dormía con él. Esa semana ya me lo había dicho: ''Elige el día que quieras, pero quiero que duermas aquí''. Confieso que me apetecía muchísimo el hecho de dormir con él y pasar el día siguiente juntos.  

Así que escogí el viernes. Yo había quedado con unas amigas a tomar algo sobre las ocho de la tarde. El plan era vernos a las 10:00, cenita y peli.

El viernes por la mañana amanecí feliz. Me apetecía el plan con mis amigas y la noche de relax con él. Era el plan perfecto.

Esa tarde se me complicó y como siempre llegué tarde al encuentro con mis amigas. El tiempo se me pasó volando entre charla y charla, y cuando me quise dar cuenta... eran las diez y diez. Me despedí rápido y cuando miré el móvil me había puesto un mensaje: ''Espero que tengas un motivo de peso para llegar tarde señorita''.

Mierda... pensé.

Mi talón de Aquiles era la impuntualidad. Ya había recibido más de una zurra por ello. Intenté tantear el terreno:

        - ''Perdón... No me he dado cuenta de la hora, voy volando!!!!!!!''

El me contestó con un serio: ''No escribas mientras conduces''.

Ufff...

Cuando aparqué a una manzana de su casa eran las 10.37. Le escribí: ''Ya estoy aquí''. Su telefonillo estaba estropeado, por lo que normalmente le avisaba al llegar para que bajara a abrirme. 

No había bajado del coche cuando me contestó:

        - Aquí no estás. Esta noche te la estás ganando a pulso.

Joder, pensé. Me estaba esperando en la calle!!!

Me apresuré y fui corriendo hacia el portal.

Cuando doblé la esquina de su calle, lo vi. Ahí estaba. Serio.

En esos 30 segundos urdí mi plan.

Llegué y me lancé sobre él. Le di un abrazo al estilo oso y empecé a besarle la cara. Al principio recibió mi abrazo y me lo devolvió. Cinco segundos más tarde puso sus manos en mi cadera y sin conseguirlo intentó apartarme. Me sujeté a su cuello.

        - Porfi...
        - Vamos arriba, nena

Suspiré resignada. Casi enfadada le liberé de mi abrazo. Me abrió la puerta y me hizo pasar delante. Empecé a sentir que los nervios se instalaban en mi estómago.

Una vez arriba y mientras abría la puerta de casa lanzó el primer misil, con voz tranquila:

        - Estoy cansado de que siempre llegues tarde, Sara. No hay un día que no tenga que esperar por ti. Pero esto ya pasa de castaño oscuro. 40 minutos tarde. 

         - Por fa... no ha sido a propósito, se me ha ido la hora.

         - Siempre ''se te va la hora''. No te preocupes, me aseguraré de que sea la última vez, entra.

Abrió la puerta. Me quité los zapatos y los dejé en la entrada.

        - Sube y espérame arriba.

Pfff... Me debatí entre salir corriendo por el apartamento o hacerle caso. Opté por mirarle con cara de ''lo siento, porfi no me hagas nada''.

        - Arriba!

Suspiré. Levantó una ceja y me miró con expresión seria. Pensé que quizá lo mejor sería hacerle caso.

Subí las escaleras y le esperé sentada en el medio de la cama con las piernas cruzadas a lo indio. 

Creo que uno de los momentos más tensos es cuando oigo sus pasos al subir las escaleras...

        - Ven aquí- me dijo mientras se sentaba al borde de la cama.

Me quedé inmóvil, lo que hizo que me quedara detrás de él. Yo en el medio de la cama y él esperándome sentado en el borde.

        - Como te lo tenga que repetir y tenga que ir a buscarte, te aseguro que te vas a acordar.

Me levanté con resignación, haciendo evidente mi indignación y me coloqué de pie a su lado. Sus mano se fueron directamente a los botones de la cintura del pantalón y los desabrochó con maestría. Me bajó el pantalón y me quedé en braguitas.

        - Quítate el top y el sujetador.
        - ¿QUÉ? No!!!!!!!!!
      - Ahora mismo!! Sabes de sobra que los castigos son sobre tu culo desnudo y sin nada de ropa.

En ese momento sólo quería ser tragada por la tierra. Si bien es cierto que me había visto desnuda mil veces en ese momento sentía una vergüenza  tremenda.

Enfadado, me bajo las braguitas hasta medio muslo y me miró inquiriendo que yo hiciera lo mismo con la parte de arriba. Le miré ojiplática y el renegó con la cabeza.

        - vas a aprender a obedecer por las malas.

Me desabrochó el top con cierta rabia y me quitó el sujetador. Tiró de mi muñeca y caí directamente sobre una de sus rodillas.

Me acarició el culo mientras me daba la charlita:

        - Parece mentira que te tenga que volver a calentar el culo por lo mismo de siempre. Crees que puedes llegar tarde y hacer a los demás esperar??? Crees que puedes faltar el respeto de esa forma??? 

        Mi orgullo no me permitía responder...

        - Contéstame!!!!!!!!!!
       - Noooooooooooooo (me sentía humillada, así que le contesté en un tono condescendiente)
        
        - Ya veo que ni un ápice de arrepentimiento. Muy bien.

Empezó a azotarme fuerte y rápido con su mano. Toda la pasividad que había mostrado hasta entonces desapareció. No me apetecía que me azotara, y menos así de fuerte!!!! Así que empecé a patalear, cubrirme con mis manos e intentar zafarme.

El seguía dándome. Cuanto más me movía más fuerte me daba. Hasta que con voz enfadado me dijo:

        - Como no pares de moverte cojo el cepillo de baño y no te sientas en un mes.
        
Paré inmediatamente. Ese cepillo es lo peor del mundo!!!!

Prosiguió con los azotes. PLAS PLAS PLAS PLAS

Dejé de resistirme. En ocasiones no podía evitar retorcerme o moverme, así que bloqueó mi mano contra la espalda y pasó una de sus piernas por mis rodillas. Hundí mi cara sobre mi brazo izquierdo. El seguía regañándome mientras los azotes caían.

        - Es la última vez que llegas tarde, me has entendido? Te portas como una niña inmadura y sólo me demuestras que es así como debo tratarte. O crees que eres demasiado mayor para recibir una  buena zurra en el culo?

PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS

        - Te voy a enseñar a respetar el tiempo de los demás, me has entendido?

PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS

        - Cuando te diga que te quites la ropa, lo haces y obedeces! No aprendes por las buenas, pues vas a aprender por las malas.

Tras 10 minutos me picaba el culo de lo lindo... Me dio un último azote:

        - Al rincón.

Me levanté como un resorte. Quería escapar de sus rodillas. Me sentía enfadada e indignada, así que me dirigí al rincón rápido.

        - Manos a la cabeza y ni se te ocurra moverte.

Ya había recibido por frotarme el culo y no pensaba darle el gusto.

Él seguía sentado en la cama. Podía sentir su mirada posada sobre mí, lo que siempre me pone nerviosa. Me avergüenza... El enfado se me fue yendo a medida que los minutos pasaban. Los brazos empezaban a pesarme.

Escasos minutos más tarde sentí como se levantaba de la cama y venía hacia mí. Me dio un beso en la parte superior de la espalda, me acarició el culo todavía ardiendo y me dijo:

        - Sobre los almohadones.

Había dispuesto las dos almohadas en el medio de la cama, lo que significaba que me iba a dar con el cinturón.

Me tumbé.

        - Vas a aprender a respetarme y a no llegar tarde señorita. -Me decía mientras se quitaba el cinturón-

Empezó a azotarme rítmicamente con el cinturón. Más fuerte que en ocasiones anteriores. Al principio no me dolió demasiado, pero el ruido que hace el cinturón al impactar sobre mi piel siempre me sobresalta. Debieron ser unos 50 azotes. Paró y tocó las partes de mi culo más magulladas. Pensaba que se había acabado cuando dijo:

        - No te muevas y aguanta la posición.

El cinturón impactó en la parta alta de mis muslos.

        - Ahhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

No me esperaba eso! Grité y doblé mis piernas para impedir que el siguiente azote recayera en el mismo lugar.

        - Vuelve a la posición ahora mismo!
        - No!!!!!!

Otro cinturonazo recayó sobre mi culo. Bajé los pies.

        - Serán 20 más, si te mueves será el doble.

Rechisté, pero bajé los pies.

Me dio los siguientes 20 azotes con el cinturón, alternando mi culo y la parte alta de los muslos. Picaban a morir!

Tras los 20 azotes, paró. Me sentía exhausta. Dejó el cinturón en la cómoda y me dijo que me levantara. Se sentó en la cama.

        - Ven aquí.

Esta vez el gesto era distinto. Extendió las manos como indicándome que me sentara en su regazo. No pude evitar hacer una mueca cuando mi culo rozó sus pantalones.

Rodeé su cuello con mis brazos y hundí mi cara en él. Creo que estuvimos así durante más de media hora... 

        - Sé que ha sido un castigo duro, nena, pero ahora ya sabes lo que pasa cuando no obedeces y vuelves a cometer las mismas faltas.

Me quedé en silencio sin moverme.

        - Verdad que lo sabes?
        - Sí...
        - Quieres que te ponga crema?
        - Sí...
        - Pues túmbate en la cama y espérame ahí.

Mientras me echaba crema empecé a abrir mis piernas... Sabía que entendería mis intenciones... Se rio, pero no hizo nada. Extrañada por su inacción, persistí! Me sentía muy excitada.

        - Sara, esto ha sido un castigo. No seas traviesa que sabes que hoy no te mereces ningún premio.

Pffff... sabía perfectamente que él también estaba excitado. Había sentido su erección cuando me había sentado en su regazo minutos antes. Así que llevé mi mano entre mis piernas. Él se dio cuenta al instante.

        - Pero bueno!! -dijo vertido- Debería de seguir azotando este culo hasta que hubiera lágrimas en tus ojos, lo sabes verdad?

        - Porfi... Giré mi cabeza y le miré con ojos de súplica...

Con esa cara que tanto me gusta de entre un ''no tienes remedio'' y excitación me dijo:

        - Anda... date la vuelta: Papi quiere probarte.

Hice lo propio y me dejé ir. Aquella ''primera noche'' dormí como una reina.