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martes, 3 de septiembre de 2019

Las dudas en el Spanking (Relato) (Tomo II - 2ª parte)


Autor: Santiago


Me presenté de nuevo en el salón, ahí seguía, cabezona como ella sola sabe ser. Me acerqué y susurré al oído.
- Has reflexionado y cambiado de opinión?
- Nooooo, parece que no te ha quedado claro - Me chilló -
- Pues nada, tu lo has querido, tendré que ayudarte a cambiar de parecer.

Tomé distancia y sin avisar, ni ella percibirlo la solté un azote por sorpresa con la caña.
- AAAAAGGGGHHHH

El grito agónico inundó la habitación y sus manos fueron en busca del alivio, con la punta de la caña golpee suavemente sus manos para que volvieran sobre su cabeza, lo hizo, temblorosa y aleteando los pies, la volví a inquirir en la pregunta.

- Me vas a dar el cepillo?
- Noooooo - toda digna y obstinada -

Zasssssssss 
AAAAGGGGGGHHHH

Segundo impacto de la caña sobre su ya maltrecho trasero.
De nuevo el mismo ritual de abandonar su postura y atenazar sus glúteos con las manos y colocárselas en su cabeza. Gimoteaba y la costaba mantener la postura erguida sobre sus rodillas que empezaban a notar el cansancio. Al estirar su cuerpo, su ya muy marcado trasero dejaba apreciar con toda nitidez las dos finas líneas que atravesaba de lado a lado su culo en transversal, toda una sinfonía para la vista de cualquier spanker que se precie.

- Te lo vuelvo a preguntar, Me das el cepillo?
Ya no tenía fuerzas para replicarme más, aun así no contestó, pero inclinó el cuerpo y sus manos buscaban el cepillo, con ese gesto lo que consiguió fue sacar y exponer aún más su trasero por lo que en un acto reflejo estampé por tercera vez la caña en su culo.

Zassssssssss...... AAAAGGGGGHHHHHH
Su grito fue acompañado por el estallido de sus lágrimas y todos los improperios que acertó a articular.

- Te lo iba a dar pedazo de Cabrón!!

Extendí la mano para que lo depositara, cosa que con gran coraje y tragándose todo su orgullo hizo. Tomándola del brazo la ayudé a levantarse y sin mediar más la llevé junto a la silla que ocupé y del tirón cayó de bruces sobre ellas.

A esas alturas mi erección alcanzaba cuotas escandalosas (y ya muy dolorosa para mi) me encargué de asegurar su cuerpo en mi regazo y que fuera consciente de ella. Tras pasar un brazo por su cadera la empujaba y apretaba contra mí. El cepillo no se hizo de rogar y comencé a azotar su culo.

- Esta azotaina la vas a recordar por mucho tiempo. Plasss
- Te amo con toda la fuerza de mi corazón. Plasss
- Pero voy a hacer de ti una chica obediente. Plasss
- y educada. Plassss
- Lo del viernes pasado no tiene perdón. Plasss
- Te he deseado todos los días de esta eterna semana. Plasss
- Hoy te voy a follar por todos los días que me ignoraste. Plassss
- Y te follaré quieras o no. Plassss
- Así que será mejor que quieras. Plasssss
- No volverás a dejarme. Plasss
- pasmado con cara de tonto. Plassss
- La próxima vez que tu instinto. Plasssss
- Te lleve a sacar otra peineta. Plassss
- Te lo pensarás dos veces. Plassss
- Y ahora. Plasss
- Aunque esto me duele más a mí que a ti. Plassss
- Vas a recibir. Plasss
- Hasta el último de los 30 azotes. Plasss
- Que te prometí. Plassss
- Ni uno más. Plasss
- Ni uno menos. Plasss
- Y todo esto sabes porqué? Plassss
- Porque te quiero con todo mi ser. Plassss
- Te deseo como un colegial. Plassss
- Y ya no concibo la vida. Plasss
- Sin estar a tu lado. Plassss
- Porque un día tu prometiste. Plasss
- Y te lo voy a volver a recordar. Plasss
- Que serías mía. Plasss
- Y sólo mía. Plassss

Así terminé de cumplir al pie de la letra el castigo prometido. La dí la vuelta y senté sobre mi tomándola en brazos me levanté de la silla y caminé con ella hasta la habitación. La deposité con sumo cuidado sobre la cama y terminé de quitarle el vestido. Ella estaba completamente exhausta. Su rostro empañado en lágrimas. La tumbé boca abajo sobre la cama y me apresuré a buscar la crema reparadora que usamos cuando la zurra era severa y doy fe que aquella fue una de las más severas que jamás había tomado ella y yo infringido.

Me desnudé por completo yo también y empecé a extender la crema por su amoratado culo obsequiándola con un masaje reparador en un sepulcral silencio. Sólo interrumpido por el sonido del reloj del cuco que indicaban que eran las 4 de la madrugada.

El roce de mis manos por su culo y la visión de las marcas producidas por la azotaina, estaban consiguiendo un dolor insufrible en mis testículos y la punta de mi polla brillaba fruto del líquido preseminal.

Dejé el masaje, me puse de pie y tiré de sus caderas para dejarla expuesta a la típica postura del perrito. Pasé mis dedos por su vulva para comprobar que ella estaba tan cachonda como yo. Acerqué la punta de mi polla a la entrada de su húmeda gruta pero antes de penetrarla quería escucharle decir.

 Y ahora voy a follarte, pero antes para acabar tu castigo me lo vas a pedir.

No sé de donde sacó las fuerzas, pues hasta ese momento parecía una muñeca en mis manos.

- Fóllame pedazo de Cabrón!!!!

Ella misma se acercó a mi y se clavó toda mi polla hasta lo más profundo de sí. No aguanté más de 8-10 envestidas y me corrí dentro de ella, como no recuerdo haberlo hecho nunca.

Desde ese día desaparecieron todas las dudas que en ocasiones me invadían con el spanking. Yo necesito calentarle su culo que me vuelve loco de vez en cuando. (más de vez que en cuando). Y ella necesita que se lo caliente para recordala que nunca será todo lo obediente que yo la pido porque nació spankee y su misión en la vida es ser rebelde y llevarme la contraria.


5 comentarios:

  1. Madre, que zurra, me ha dilido hasta a mi, jajajaja.

    Pero bueno, supongo que en el fondo, lo estaban desenado los dos.

    Muy excitantes estos relatos.
    Besitos Cloé.

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    Respuestas
    1. Los juegos siempre son consensuados y disfrute para los dos! :) Besos Raphael!

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    2. Siempre.
      Eso es indicutible.
      ;)

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  2. Que spanker tan estricto serias la solucion perfecta para mi comportamiento

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  3. Uno de los mejores relatos que he leido.

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doyluzamisombra@gmail.com