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miércoles, 7 de abril de 2021

El cigarrillo... (Relato)

 


Autora: Cloe


Llevaba unos días un tanto distante… Nuevo curro, nuevos hábitos, nuevas rutinas, cosa que me fascina, me encantan los nuevos comienzos y el conocer nuevas personas, y otra zona de la ciudad, con sus respectivos bares, restaurantes y tiendas... Lo que no sé por qué, pero, llevaba un tiempo que no hacía mucho caso a mi chico por tantos cambios que estaba teniendo, de ahí que estuviera más a mi bola.

Acababa de llegar a mi casa después de un día de curro intenso y a la vez agradable, porque, aunque hacedora de mi puesto, me lo tomo con calma y tranquilidad. Son rasgos de mi personalidad y que a la vez me ayudan a disfrutar de mi trabajo por la forma en que me lo tomo.

Me estaba tomando un café y me había dado por fumarme un cigarro, cosa que no hago nunca porque no fumo, pero no sé porqué me apetecía un montón. Un mentolado, el sabor es riquísimo… hacía tanto que no lo hacía que me sabía súper rico.

El sonido del telefonillo me sacó de mi más profunda y rica paz…

  • ¿Sí?
  • ¡¡Soy yo!!
  • ¿Y quién eres tú? Jajaaa
  • ¡¡Abre, anda!!

La verdad es que me pillaba por sorpresa, no lo esperaba. Y aparte que me saca de mis casillas que aparezca en mi casa sin avisar… No sabía si tirar el cigarrillo o no. Nunca me había visto fumar y sé que eso a él no le gusta, pensé rápido y me dije: Pues que se fastidie, y que avise la próxima vez.

Le había dejado la puerta de casa entreabierta para que pasara directamente, así podía disfrutar de mis últimos momentos de relax antes de que lo fastidiara él…

Escuché el sonido de la puerta al cerrarse, y sus pisadas al entrar, yo estaba en la terraza sentada, tomándome mi cafetito y fumándome mi cigarrito, que lo dejé en el cenicero justo cuando nuestras miradas se cruzaron. Su rostro cambió de inmediato, notaba incredulidad y sus facciones se volvieron totalmente serias. Además, cuando me levanté a besarle ni se inmutó. Me devolvió el beso al estilo roboCop, sin emoción y frío cómo el hielo.

Me dirigí a mi asiento, a seguir fumando y además con cierto retintín al ver que me estaba observando y mirando con cara de desaprobación.

  • ¿Se puede saber que estás haciendo?
  • ¡Nada! Disfrutar de mi tarde, mientras me tomo un café y fumo un cigarrillo...
  • ¡¡Pero si tú no fumas!!
  • Ya lo sé, no hace falta que tú me lo digas, no fumo. Pero justo hoy me apetecía fumarme uno. ¿Algún problema? _terminé la pregunta y acto seguido di otra calada_
  • Sí, te acabas de meter tú solita en un gran  lío, ya puedes saborearlo bien porque no pienso volver a verte fumar. Este es el primero y el último.

Sus palabras sonaron de manera muy tajante mientras salía de la terraza. Me lo dijo de forma tan seria que la última calada que le di me supo hasta mal…

Enseguida volvió con un café en la mano, se sentó enfrente de mí y me miraba como si estuviera haciendo un croquis mental por lo que acababa de ver mientras pensaba en que iba hacer conmigo. Y efectivamente así era, no tardo en comenzar su discurso.

  • Ya veo que has terminado tu cigarrillo y el café.
  • Sí, que buen observador eres. Jajajaa
  • Pues ya puedes pasar y esperarme en tu rincón.
  • ¿Lo dices en serio?
  • ¿Me ves que esté bromeando?
  • No creo que sea para tanto...
  • O mueves el culo ya, o los azotes te los doy aquí en la terraza, tú decides.
Le miré medio desafiante mientras me levantaba y entraba al salón, fui directa a mirar la pared y a esperar que aquello terminara lo antes posible.

No pasó más de cinco minutos cuando entró y mientras colocaba una silla en medio, comenzó su regañina.

  • No me ha gustado nada lo que has hecho. Además, que ya sabes que no soporto el tabaco y mucho menos verlo en ti. ¡¡Ven aquí!!

Quería desafiarle, pero no salió de mí palabra alguna, no sabía que me pasaba. Quizás su forma de hablarme tan recto y tajante hizo que me volviera tan pequeña de repente. Fui hacia él muy despacio, y me coloqué delante de él. Acto seguido metió sus manos por debajo de mi vestido y me bajó las bragas, las dejó justo por debajo de mis nalgas. Me colocó sobre sus rodillas y mientras me subía la tela del vestido y se quedaba al descubierto mi culo me dijo:

  • Voy hacer que te acuerdes de este cigarro de tal manera que se te quiten las ganas de volver a encenderte otro. Te lo aseguro.

Y acto seguido y sin más dilación comenzó a zurrarme sin miramientos, con ganas y con cierta intensidad que enseguida me di cuenta que como no lo bajara no iba a soportarlo por mucho tiempo. Lo tenía todo calculado…

No llevaba más de quince minutos y no podía más, y yo soy de aguantar, pero claro… si son con cierto grado de fuerza, justo tal y cómo me los estaba dando mi resistencia se ve mermada.

Empecé a patalear y a medio llorisquear… Paró. Me acarició un poco, cosa que lo agradecí infinito porque el culo me dolía, las caricias fueron como regalo de consolación, aunque duraron poco. No tardó en decirme:

  • ¡Vete a por el cepillo!
  • ¡Quéeeeee! _Lo miré con ojillos de alguien que pide clemencia_
  • ¿Tengo que ir yo?

Por lo visto no tenía opción y no tenía ninguna intención de hacerle enfadar más. Así que fui a por el cepillo muy a pesar mío. Volví y se lo entregué con la cabeza gacha, y con un gesto me indicó que me colocara en su regazo. ¡Obedecí!

El primero me dolió bastante y mi mano fue directa a tocarme el culo, me regañó mientras él fue más rápido, me la sujetó y me dijo que ni se me ocurriera volverlo hacer. Con el segundo bajó la intensidad, así que los pude sobrellevar… me cayeron no sé cuántos… dejé de contar mentalmente porque prefería llevar toda mi atención a mi respiración… Menos mal que no duraron mucho Bufffff.

Cuando me dijo que me apoyara en el sofá quería llorar literalmente… Se levantó y salió del salón, cosa que me extrañó porque llevaba el cinturón puesto y pensé: ¿Irá a por la crema? El no saber me vuelve loca…

No tardó en aparecer y en colocarse detrás de mí y mientras con una mano separaba mis nalgas con la otra me introducía algo… estaba frío así que noté que se trataba de un plug… Nada más colocarlo, me dio un último azote mientras me decía:

  • Vístete que nos vamos a tomar algo.
  • mmm ya sabes que yo no aguanto mucho con esto puesto.
  • ¡Aguantarás todo lo que yo te diga!

Mientras bajábamos por el ascensor, como mi cara no estaba precisamente contenta en ese momento. Me abrazó de manera cálida y gustosa mientras me besaba la boca y me dijo al oído: Tranquila, no lo tendrás que llevar por mucho tiempo. Aunque el culo sí te va a picar un buen rato, ¡¡Así aprenderás!!

To be continued


Segunda parte 👉 El cigarrillo II

6 comentarios:

  1. Sin duda, y aunque mi apoyo sumiso-mujeril está con ella, se lo tenía merecido.
    Aunque típico, sin duda, pocos mejores motivos para calentar un trasero que una spankee rebelde con un cigarrillo.
    Muy bonito relato, y el puntito tierno me gustó mucho.

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    1. Gracias La Escriba Silente por tu apoyo sumiso-mujeril!! xD
      Me alegro que te haya gustado.
      Un saludo!!

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  2. Me encanta tu relato, no puedo decir más. Estoy deseando que publiques la continuación.

    Un beso.

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    1. Gracias Pecados, me alegra q te guste. El miércoles podrás leer la continuación.

      Un beso

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  3. Para mi las dos partes de este relato, conforman el relato más completo y excitante que te he leído hasta hoy...enhorabuena

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doyluzamisombra@gmail.com