Visitantes

martes, 10 de septiembre de 2019

Las normas se cumplen sí o sí (Relato)



Autora: Cloe 


Esa semana él había estado fuera por tema de trabajo y yo había aprovechado esos días para coger su coche e ir con las amigas a  playas y calas cercanas. Prácticamente aprovechamos los últimos días de verano para ir a esos lugares dónde la gente de fuera no conoce y a parte no es fácil llegar. Eso sí, una vez que estás es una pasada la belleza que respiras, un verdadero goce para los sentidos, calas solitarias, limpias, arena fina y blanca, agua cristalina… aunque el camino de acceso sea de cabras, arena y polvo el esfuerzo lo merece.
Aprovechamos para hacer nudismo, siempre digo que una de las cosas mejores que hay en esta vida es estar desnuda siempre que se pueda.

Cuando volvimos después de la puesta de sol, aprovechamos para tomarnos algo en una terracita y después cada una siguió su camino.

Cual fue mi sorpresa nada más entrar en casa. 
Estaba mi chico!!!! Fui corriendo hacia el para abrazarle y comerle a besos, eso se me da muy bien jejee y sé que a él le encanta.

-        Pero si es Jueves! No volvías el sábado?
-     Al final hemos terminado antes y justo ahora acababa de entrar por la puerta

Nos pusimos al día de nuestras cosas, cenamos y nos fuimos a la cama, a seguir dándonos abrazos y mimos que era lo que más queríamos en ese momento.

A la mañana siguiente después de desayunar dijimos de ir hacer algo de compra porque estaba la nevera vacía.
Bajó él primero al aparcamiento mientras yo terminaba de arreglarme, a los cinco minutos volvió a entrar por la puerta de casa con cara de poco amigos.

-         Que has estado estos días en el París-Dakar?
-         Jajaaa y eso? Por qué lo dices?
-         Que porqué lo digo? Está el coche que no se puede ni subir.
-         Que exagerado eres
-       Exagerado nada, está lleno de polvo, tierra por fuera y por dentro, que habéis dejado la playa sin arena o qué? Parece que se te ha olvidado una de nuestras normas?
-     Tenía pensado lavarlo antes de que vinieras, pero te has adelantado ¿sabes? Se supone que venías mañana
-       Eso no es excusa, si coges mi coche lo tienes que dejar como está, si tienes tiempo para aprovechar hasta el último minuto en la playa o de tomarte algo con tus amigas, también lo tienes para pasarte por la gasolinera, aspirarlo y limpiarlo.

La verdad es que tenía razón, no lo voy a negar, pero dársela? Ni loca, lo que me faltaba! Era cierto que por un lado era muy puntilloso con la limpieza en general y de su coche pues más todavía. Ya nos había tocado discutir en alguna ocasión por el mismo tema y al final una de las normas que acordamos en nuestra relación era esa. Cada vez que coja su coche lo tenía que dejar como lo encontraba, pero en esta ocasión no lo hice.

-         Lo limpio mañana, ahora vamos a comprar
-         No! Lo limpias ahora, que yo te vea y luego vamos a comprar
-       Ahora no me apetece nada, lo hago mañana, un día arriba o abajo da igual
-         NO! No da igual
-         Te he dicho que ahora no lo voy a limpiar y PUNTO!

Me echó una mirada fulminante de te la acabas de ganar y fue directo a por mí, yo justo acaba de salir de la ducha y sólo llevaba una toalla. Directamente me cogió de la cintura por detrás, me subió la toalla y…
Plasss plasss plasss plasss
El escozor y picor hicieron acto de presencia en mi culo desde el primer azote. No estuvo mucho rato, aunque para mí se me hicieron eternos, cuando terminó el culo me ardía.

-    Vístete! Nos vamos a que limpies el coche y a comprar, y a la vuelta hablaremos y repasaremos la norma que te has saltado por tu cara bonita.

Yo no dije nada… sólo me vestí y nos fuimos a lavar el coche. No tenía ganas ninguna pero no me quedaba otra opción. De camino apenas hablamos, le noté muy serio… y preferí no liarla más porque ya me la había ganado y sin buscarlo.

Al llegar al limpiacoches, salimos los dos, mi culo me seguía doliendo… yo llevaba puesto un pantalón cortito vaquero color azul y una camiseta de tirantes color blanco y unas chanclas negras.
Él se quedó apartado en una sombra, aunque no me quitaba ojo, primero le dí un buen manguerazo, la verdad es que estaba hecho una pena. Lo lavé bien, y luego le pasé el aspirador, sin duda es lo que más odio, pero había mucha arena… y como para no hacerlo. Creo que si le hubiera dicho que no lo aspiraba me hubiera seguido dando azotes allí delante de todo el mundo y por él sin ningún problema. Preferí no tentar a mi suerte.

Después de hacer la compra nos fuimos a casa, colocamos todo, y nada más hacerlo me dijo muy serio:

-         Ven aquí!

Se estaba terminando de sentar en el sofá y me acerqué con cierta incertidumbre y algo de nervios, cuando llegué a su altura me paré, justo delante de él. Nos miramos a los ojos y se puso a hablar y a echarme la charla…

-       Veo que pronto te olvidas de las normas que acordamos y no hace mucho que las concretamos para que se te olviden tan rápido. Pues bien, no me das otra opción. Parece que lo tuyo es aprender a base de azotes

Me desabrochó el botón del pantalón, lo bajó a la altura de mis rodillas, hizo lo mismo con mis bragas y me tumbó en sus rodillas. La verdad, es que después de los azotes que me había llevado antes de salir de casa preferí no protestar, me los iba a llevar igual así que me tocó poner el culo sin quejarme.

Siguió con su charlita de mi comportamiento infantil (según él) y bla bla bla… sus charlas me molestaban tanto o más que los azotes. Me hacían sentirme como una niña pequeña y encima no me quedaba otra que asumirlo y aceptar la azotaina y la charla. Por su forma de actuar denotaba que iba a ser de las largas…

Estuve recibiendo azotes calmados, espaciados, con intensidad moderada y repartidos por todas las zonas. De vez en cuando paraba, acariciaba y volvía con el mismo ritual. Azotes en ambos lados por todas las zonas y para terminar la tanda, me daba en la parte baja de los dos glúteos justo en la altura del ano. Pasaron unos 20-25 minutos y me dijo que me levantara y que fuera a mi mesa. 
En el salón tenemos una mesa que era mi escritorio dónde además de usarlo yo a título personal él a veces lo usaba como medio para castigarme.

En esta ocasión me hizo sentarme con el culo al aire que por cierto noté los primeros síntomas de escozor al rozar con la silla, para que escribiera 100 veces.
''Cada vez que coja el coche lo tengo que dejar igual de limpio que lo encuentro. Las normas se cumplen sí o sí''.

Me pareció súper exagerado y demasiado larga, y lo primero que sentí fue una rabia que salía de mis entrañas…

Una vez que terminé me hizo ponerme de pie enfrente del escritorio, sacando el culo y me hizo leer la frase en voz alta y cuando terminé me dio un azote con una paleta que teníamos de madera que aunque no tenía mucho grosor, era más bien fina, aún así picaba. Lo peor fue cuando dijo: otra vez, la volví a decir en voz alta y me cayó otro azote, otra vez… y otro azote…

Me sentía humillada y cabreada en ese momento, y lo malo es que me tocaba estar ahí y recibir cada uno después de decir la dichosa frase de los cojones.
Por momentos me empezaron a entrar ganas de llorar, llanto de rabia y de impotencia de no poder hacer nada, me tocaba en ese momento simplemente acatar.

Cuando llevaba más o menos la mitad de las frases dichas, y me tocaba repetirla otra vez no pude evitar decirla con la voz entrecortada y saliendo de mi boca un llanto.

Acabó de darme el azote correspondiente y me acarició el culo y la espalda mientras yo seguía llorando… Cuando me calmé, me hizo continuar con las frases… Me pareció un verdadero Cabrón aunque por otro lado entiendo que el llanto desapareció, aunque mi enfado seguía.

Después de finalizar cada una de las  frases me dijo que fuera a mi rincón. No sé el tiempo que pasé allí pero lo agradecí porque aunque no me gusta estar ahí expuesta con el culo rojo y él mirando, para mí fue un momento de descanso que necesitaba.

Me hizo volver a dónde estaba él, sentado en el sofá y yo me acerqué con el pantalón y las bragas por la altura de las rodillas. Fui con cara de medio enfadada, medio aceptación y eso sí siempre digna con la cabeza bien alta.

Me dijo que no había terminado todavía, y estando de frente a él me tocó con sus dedos la vulva para comprobar el estado de mi excitación y me dijo: No sé si contigo van a funcionar estos castigos, no te pongo el culo rojo como un tomate para que te excites sino para que aprendas. Acto seguido me hizo darme la vuelta estando así de pie, para ver y tocar el estado de mi trasero en ese momento y para terminar diciéndome que todavía mi culo le pedía más azotes.

Me volvió a tumbar en sus rodillas, y continuó la azotaina con la mano y con la misma intensidad de cómo empezó, moderada y medio intensa. Todo y para que fuera capaz de aguantar de principio a fin, sintiendo cada azote y el quemazón de cada uno de ellos mientras transcurría la azotaina. Vamos que estaba hecho a conciencia.

Por momentos en esa última tanda comprobé que mi enfado y rabia se iba disipando poco a poco, tampoco me entraron ganas de llorar, simplemente me dispuse a sentir cada azote sin más. Viviendo el momento presente y sin dejar que ningún pensamiento se apoderara de mí en ese momento. Sólo me dejé… fluí con cada cachete, con cada caricia…

Sólo se escuchaba mi respiración y el sonido de cada azote, paró un momento para volver comprobar el estado de mi agitación. Y me empezó  acariciar y tocar mi vulva hasta llegar a mi clítoris... sentía el escozor de mi culo y el placer de mi entrepierna y llegado un momento no pude más y sin querer estallé en un orgasmo…. Un orgasmo brutal entre azotes y caricias…
Me dejó reposar unos instantes mientras mi respiración volvía a su normalidad... 

Después se acercó a mi oído y me dijo: La próxima vez lavarás el coche después de irte de aventura con tus amigas? Giré mi cabeza, nos miramos, y con cierto rubor en mis mejillas y una media sonrisa le dije: sí, lavaré el coche la próxima vez…  

Tengo que reconocer que para mí fue una sorpresa el pasar de la rabia al llanto para terminar en una especie de catarsis entre azotes y caricias….


Me dio la vuelta, nos abrazamos, me siguió acariciando el culo, nos besamos y… bueno… una cosa llevó a la otra… y… terminamos desnudos y cabalgando en el sofá de casa.


3 comentarios:

  1. Bueno un relato muy picante y muy calentito diria yo, jejeje.

    Quiero llamar tu atención Cloé por la imagen.
    Me encanta esa postura, con el culo totalmente expuesto, sobre las rodillas, y apoyada en el sofa, para no fatigarse...
    Es mi preferida.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jijii Hola Raphael!!!

      Mi preferida también es esta postura, en OTK (sobre las rodillas). Me ha hecho mucha gracia tu descripción de ''y apoyada en el sofá para no fatigarse...'' jajaaaa
      Es más cómoda sí, aunque también me gusta si se da en un silla estando él sentado, tiene un toque más infantil eso sí, que justo por ese detalle ¡¡me encanta!!

      Besos!!

      Eliminar
  2. Moraleja... hay que limpiar el coche... Pero tengo mis dudas si volverá a suceder el encontrarse el coche en ese estado de nuevo...

    ResponderEliminar

doyluzamisombra@gmail.com