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miércoles, 21 de abril de 2021

Dependencias. El apego en el Dominante. Mas allá del vínculo D/s (por ScheherezadeDom)


Os comparto una entrada narrada por una mujer Dominante, Scheherezade. Me encantó porque escribe sobre algo en concreto de lo que no se suele hablar, con lo cual me quito el sombrero ante ella y ante cualquier persona Dominante hombre o mujer que lo sientan y lo vivan del mismo modo. Son de esas personas que se permiten sentir aunque pueda doler... 

Espero que os guste tanto como me gustó a mí cuando lo leí por primera vez.


Hay veces que nos damos cuenta de que no expresamos toda la verdad de algo, probablemente por el temor a sentirnos excluidos o señalados o marcados y que, de ahí, seamos censurados o sea cuestionada nuestra labor, nuestra trayectoria y nuestras vivencias. Más cuanto estas siempre han sido vividas desde la más absoluta honestidad, desde la sinceridad y desde la implicación más profunda. No siempre decimos la verdad, toda la verdad, es cierto, lo que no significa que mintamos. Lo que pasa es que hay realidades que la confesión nos haría daño porque nos posicionaría en un lugar para el que no estamos preparados. Y, en ese momento, nos sentimos inmensamente solos. Solos porque no hay quien nos escuche con la paciencia que requiere una escucha sin censuras.

Los que llevamos ya algún tiempo transitando por el BDSM, sabemos que en muchísimas ocasiones existe un exceso de idealización en la imagen supuestamente real de las relaciones D/s que se muestran en los blogs, las redes, los posts, por no hablar de páginas, revistas, etc. y, sin querer, muchas de las veces, intentamos acomodar nuestra vida a ese supuesto real que puede ser falso. Que, generalmente, es falso, no porque se desee mentir, sino porque existe un exceso de idealización que a veces nos arrastra. Un querernos medir con la fantasía, con el arquetipo, con el estándar, como si la vida real no fuera mucho más atractiva que la uniformidad de lo que intentamos adoptar. Al igual que nos sentimos en algún momento arrastrados por las imágenes en blanco y negro o los eslóganes y sentencias de entrega y Dominación, o como nos puede seducir algún relato bonito o alguna historia singular. La envidia capta nuestra atención y queremos tener “eso” que puede estar novelado y, por tanto, maquillado y mejorado. No se trata, por tanto, de que se mienta abiertamente, aunque en algunos casos se pueda hacer, sino que se destaca lo mejor, aquello que se acomoda a este modelo, guardando bajo la alfombra lo peor, aquello que no encaja, a la espera de que nadie lo vea. Por pudor, por reserva, por no tener a quién contarle. Por miedo. Por miedo a ser censurados antes esos “ojos” de las redes que todo lo ven y que están prestos a señalar con el dedo.

Probablemente haya tratado este tema de pasada en alguna entrada, Yo suelo escribir sobre las relaciones D/s aunque no le haya dedicado ninguna entrada específica, aunque sí comenté qué hacía Yo en la relación D/s y creo que es el momento de hablar de algunas sombras de la D/s. La sombra de la dependencia. La sombra del apego que enturbia la sacrosanta relación D/s. Para muchos el summum del BDSM.

Creo que casi todos los que estamos en el BDSM tenemos más o menos interiorizado que el sumiso/-a puede crear y sentir una fuerte dependencia hacia el Ama/-o. Hay quien desea esa sensación o ese sentimiento y hay quien no. Los que se mantienen al margen de este tipo de relación vincular suelen tener relaciones más distantes en donde la entrega se hace de forma puntual y luego el Amo/-a no controla nada más allá de las sesiones convenidas. Dentro de este grupo de sumisos se suelen encontrar los casados, los que tienen pareja, los que acuden a profesionales, o los que prefieren no complicarse la vida con una mujer pendiente de ellos. Valga también para las sumisas (aunque sean las menos las que acudan a profesionales).

Ese tipo de dependencia se suele generar por la propia necesidad y deseo del sumiso. No es algo que proceda de la manipulación del Dominante, exceptuando si encontramos Dominantes manipuladores proclives al maltrato, que también los hay. Si el Dominante es una persona con rasgos de tener autoridad, seguridad, empatía, control, responsabilidad, tiempo para dedicarle al sumiso, este se verá acogido y protegido en ese Dominante y se puede generar la dependencia. Creo que hasta ahí es lo que solemos leer en cualquier sitio sobre el sumiso y el Dominante estándar. No debe entenderse este tipo de dependencia como algo malsano puesto que ambos consienten y estipulan límites de la intervención del Amo respecto al sumiso y que esa dependencia es un sentimiento que genera agradecimiento y bienestar en el sumiso. Esto en cuanto a las teorías que se leen.

Pero ¿Qué pasa cuando la dependencia generada no es del sumiso sino del Dominante? ¿Acaso no conocemos parejas D/s en donde notamos las muestras de dependencia del Dominante? No se suele hablar de ello, es cierto. Como las meigas, haberlas haylas. Lo que sucede es que pocas personas tienen el valor de reconocer la existencia de ese apego por su sumiso. No hablamos porque no queremos ser señalados, ni cuestionados. La realidad es que disfrutamos y somos Dominantes y, sin embargo, caemos en la dependencia emocional. Nadie se libra del apego, a no ser por un fuerte trabajo personal e interior. A no ser que no tengas empatía o seas un narcisista. A no ser que tengas la inmensa capacidad de distanciarte.

Si me incluyo es por un gesto de humildad de ser consciente de que todos podemos caer en esa dependencia del apego y aquí no se libra nadie. Y más se cae, en tanto en cuanto, somos conscientes de que coincidir con un buen sumiso, con el que haya química, con el que nos entendamos y complementemos es extremadamente complicado. Y ese miedo de perderlo y de volver a surcar la travesía del desierto de no encontrar a nadie como esa persona puede resultarnos paralizante, y de esa parálisis llegamos a sentirnos intimidados y a dudar de nosotros mismos y de si, en realidad, no podríamos aguantar un poquito más hasta ver si no entra en razón y podríamos seguir con esa relación, a todas luces tan “perfecta”. El Amo sabedor de la responsabilidad que tiene frente a su sumiso, su papel ante él, puede quedar confuso y desorientado al sentir que la relación se le va diluyendo de entre los dedos. No importan los motivos, hablo de las sensaciones que puede experimentar el Amo/-a. Y en esa desorientación de esa relación que era gobernada por él o ella se queda aferrado al sujeto de su apego, su sumiso.

Cuánto nos cuesta el análisis de la otra persona cuando se ha vivido tanto y de forma tan intensa como son nuestras sesiones y este tipo de relación vincular tan estrecha, en donde nos ha hecho sentirnos tan importantes, únicos, especiales, dioses, dueños, y todo eso que en algún momento nos ha dicho no sólo con su boca sino con sus ojos y todo su cuerpo. Cuánto nos cuesta distanciarnos de esos buenos momentos vividos y deseamos abandonar el BDSM si rompemos porque todo tenía sentido con esa persona y ahora no soportamos el vacío sin ella. Días y días recordando y esperando retomar la relación en esfuerzos de funambulista en donde vemos cómo nuestra integridad y nuestro rol sucumbe por esos días excepcionales que pasamos junto a él o ella.

Reconocer que somos humanos nos hace más humanos. Jamás deberíamos sentir vergüenza por tener la capacidad de experimentar y sentir a través de nuestros poros, de nuestro rol, de lo que nos hace ser como somos. Cuando iniciamos una relación con alguien no podemos saber qué nos deparará la relación ni por qué vericuetos iremos. Iniciamos relaciones con un conocimiento incompleto de la persona en la que confiamos pero que, quizás, no tengamos ni todos los datos y ni siquiera ella misma se conozca en esa forma tan especial de entrega. La entrega de ambos en una relación D/s nos cambia a todos los integrantes de la relación. Pensar que el Dominante sale indemne es una chorrada propia de los adolescentes que se creen invencibles.

Para cortar una relación D/s se necesita tiempo y serenidad. Especialmente si esa relación es de años. El dolor puede estar asegurado, el dolor de una ruptura necesita su duelo y un hombro en quien llorar y corazones sin censuras que escuchen.

 

7 comentarios:

  1. Es interesante la reflexión, y no hace mucho hacía yo una similar.
    Yo no me considero quien para sentar cátedras, pero sí que llevo muchos años de relación de este tipo con mi marido y puedo hablar de mi experiencia personal.
    Otra cosa que he notado en los pocos meses que llevo en Twitteros es que, como bien dice la autora, muchos sienten la constante necesidad de pontificado, y dar o quitar carnets de sumisas o ambos.
    No sé, si es por que temen que la gente que les lee seamos tontos, o, verdaderamente sean tan prepotentes.
    En las relaciones De/s, no es que no sólo pueda haber dependencia... Si no que, puede haber amor, hijos e, incluso, el supremo vínculo: LA HIPOTECA.

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    1. Una pregunta: la hipoteca de la mazmorra se puede hacer separadamente de la vivienda, como ocurre con las plazas de garaje xD

      Es broma. Gracias por el comentario y felicidades por vuestra relación.

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    2. Somos raros hasta para eso....
      Nada de mazmorras... eso sí, si rebuscas en csa vas a encontrar algunas argollas "extrañas" por ahí colocadas....

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    3. Escriba Silente, yo tampoco soy de mazmorras... xD
      La casa en sí da mucho juego tal cual es :D y en mi caso con una silla me sirve... Jejee

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  2. El texto esta genial. Ademas de escribir bien, es una gran persona. Yo la sigo desde hace mucho.

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    1. Sí, a mí también me encantó el post. Gracias por tu comentario y por el apunte de ScheherezadeDom. 🤍

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