Autor: Santiago
Mi chica vive en la capital y yo en provincia y nos juntamos cuando podemos cuando yo por trabajo paso más tiempo en la ciudad. Ella vive en un piso compartido y en la última visita que tuvimos me hizo un comentario.
- Sabes? he pensado en cambiar de piso, una amiga me comentó que su hermana va a dejar un estudio pequeñito y coqueto y lo pone en alquiler, la semana próxima lo iré a ver.
- Ahhh, pues me parece genial, sino es muy caro siempre es mejor tener tu propio espacio.
No seguimos con la conversación y la cosa se quedó en eso.
En la semana siguiente lo retomó en una conversación telefónica.
- Hola ratoncito! (así me llamaba), fui a ver el estudio que te comenté la semana pasada. Es muy chulo, pequeñito pero suficiente para mí, está muy bien de precio y ya concreté que me lo quedo. El día 1 entro en él. La dueña me comentó que quería pintarlo, pero le hice la oferta que no me cobre el primer mes y yo me encargo de pintarlo.
- jajajaaaa quién te verá a ti de pintora jajaja
- No, no. será quién ''nos'' verá de pintores, cuento contigo para que me ayudes y así le damos el toque personal que queramos.
- Nena, yo de manualidades ya sabes que lo justo.
- Pues nada, te miras unos tutoriales en internet y así aprendes.
- jajaja tu siempre tienes salida para todo.
- Como tienes que venir la semana próxima y te quedas el finde lo podemos hacer entre el sábado y domingo.
- Bueno, ya veremos.
- No ya está visto, cuento contigo, que luego me riñes diciendo que nunca cuento contigo para algunas cosas, el viernes vamos a por la pintura y el sábado nos ponemos a ello.
Llegó la semana que teníamos concretada. El viernes después de dar por finalizada la semana laboral nos encaminamos a la tienda de pintura para comprar lo necesario.
Pintura, aguarrás, tintes, cinta para recortar, brocha, pinceles, rodillo. Yo lo tenía todo apuntado porque aunque no dije nada, hice los deberes y me vi unos cuantos tutoriales en internet. Casi al final y ya con todo comprado vi dos maniquís portando el clásico mono blanco de pintor.
- Mira bichito, tienes que estar preciosa con ese traje de pintor.
- Que caprichoso eres, con algo de ropa vieja nos sirve, que no nos vamos a dedicar a ser pintores es sólo para el estudio.
- Venga va, que además me apetece mucho verte ''uniformada''
Pedí un par de monos y nos metimos juntos en el probador, el mío quedaba perfecto de talla pero el suyo era un poquito más grande, así que se lo quitó quedándose sólo en ropa interior y yo salí a buscar otro de una talla menor. Apenas tardé dos minutos y regresé.
- Joooo cuanto tardaste, me estaba quedando helada aquí semi-desnuda.
- Uuuuuhhhhmmm, que quieres que te de calor?? -acercándome a ella y haciendo que su cuerpo se pegara al mío.-
- Sí claro, lo que me faltaba que te pongas a jugar aquí, me calientes y luego me dejes con el calentón a medias, como siempre...
Tiré de ella con fuerza, quedó pegada a mí y de puntillas, una de mis manos se estampó en su semi-desnudo trasero Plassssssss
- Ahhhgggg eres tonto? porqué me das?
- Porque eres mía, no te acuerdas? y si tienes frío lo mejor es que entres en calor, plassss, no sea que te constipes, plassss, y luego me toca pintar a mi sólo. plasssss
Mis labios se fundieron con los suyos en un beso apasionado y mis manos agarraron sus pechos, para dejarme caer sobre la silla y ella encima.
- Venga va, dejame, que ya entré en calor, voy a probarme este estúpido mono que se te ha encaprichado.
- Uhhhmmm te queda perfecto, mira como se marcan los pechitos, y este culo tan fantástico que me vuelve loco, se dibuja perfecto bajo la tela. Plasssss
- Que tonto eres, tú con tal de sobarme y calentarme lo arreglas todo.
Seguimos un rato de toqueteo y juego en el probador hasta que decidimos cambiarnos y salir. Ya en casa descargamos todo, nos pusimos a recoger los muebles y cubrirlos y con la cinta protectora ir cubriendo los marcos de puertas, esquinas y bordes para dejar preparado y empezar el sábado a primera hora.
La mañana empezó movidita, yo tengo que reconocer que los inicios de día me cuestan un poco, vamos que soy lento y la pereza me cuesta vencerla. Ella se levantó espitosa, preparó el desayuno y empezó a incordiar para que me levantara yo.
- Venga va, perezoso, que se nos va la mañana, ya son más de las 10:00.
- vaaaaaaaaa, dejame un poco más que tengo sueño.
- Pues eso te pasa por acostarte tan tarde, ya te lo dije anoche.
- ¡Calla! pesada!!!!
- Venga que se enfría.
A regañadientes me levanté y desayuné para coger fuerzas y afrontar el día que tenía por delante.
El primer punto de controversia surgió de inmediato, ella quería utilizar el tinte para sacar el color que quería para una pared y mi sugerencia era que se necesitaba una mano inicial uniforme de blanco.
La idea era pintar 3 paredes en blanco-roto y la principal en un marrón chocolate. Yo intentaba transmitir lo que los tutoriales me indicaron y ella no hacía caso, tenía su propio criterio y era bastante diferente a mis indicaciones. Después de un largo zafarrancho dialéctico me planté. Me senté en una silla y a ella sobre mi regazo para un diálogo tranquilo.
- Vamos a ver, como tenemos criterios dispares, no quiero discutir, tu haces estas dos paredes y yo estas otras dos, tú a tu forma y yo a la mía y así todos contentos., porque lo veo venir, si seguimos así voy a terminar por tumbarte sobre mis rodillas y te ganas una zurra que no paro hasta que estés convencida de seguir las instrucciones correctas.
- mmm vale, me parece perfecto, luego ya veremos el resultado y comparamos.
Tras llegar a este acuerdo, cada uno nos pusimos con nuestra parte. La mañana avanzaba y poco a poco la habitación tomaba forma.
En un momento dado ella estaba de rodillas en el suelo, muy inclinada intentando pasar con mimo unas esquinas, su cuerpo inclinado y espalda arqueada hacía resaltar en todo su esplendor ese culazo que me transtorna. Ni corto ni perezoso metí una mano directamente en el cubo de pintura y me acerqué a ella para soltarla sin avisar un fuertísimo azote y así dejar mi mano completamente dibujado en su trasero, Plasssssssssss.
- Ahhhggg, que te pasa? eres imbécil o qué? mira lo que me hiciste, me salí de la línea.
- Jajaja, tenías la postura ideal para dejarte mi mano bien marcada en tu culo, jejeje, mírate, te queda ideal los cinco dedos bien marcados en el mono, anda sigue que te haré una foto para recordar este instante.
Un rato más tarde, me tomé un descanso para tomarme un cafetín, la imagen de ella era sublime, de pie con el rodillo arriba y abajo y uno de los carrillos de su culo marcado con el azote del rato anterior. La sola imagen me calentó un montón, así que esta vez, me levanté, metí las dos manos en la pintura y me acerqué por su espalda, mis brazos rodearon su cintura, sin juntar la manos que subitamente se apoderaron de sus pechos para dejar bien marcadas toda su aureola en el blanco del mono.
- Pero que haces? No puedes estar a lo tuyo y dejarme trabajar??? Mira como me has puesto!!!!!
- Estas preciosa así, y esa mano marcada en tu culo me está poniendo malo...
- Pues culpa tuya es, lávate estas manos que lo estás poniendo todo perdido.
La solté y dirigí al baño para quitar la pintura de mis manos, al rato regresé y de nuevo me coloqué a su espalda. Esta vez intentaba deslizar la cremallera de su buzo.
- Pero te quieres estar quieto de una vez???
- No estás siguiendo un poco uniforme con el rodillo, te van a quedar las marcas de los bordes. -mientras mis manos se abrían camino y jugueteaban con sus pechitos- tomate un descanso y deja que repose la pintura.
- Porque no te pones con tu cacho y me dejas en paz? así no vamos a terminar nunca.
Mis manos fueron descendiendo, su espalda pegada a mi pecho y los movimientos del rodillo perdían ritmo e intensidad.
Mi mano derecha que buscaba su rincón más íntimo se topó con la fina tela de sus bragas, que no fueron inconveniente para que mis ágiles dedos la traspasara para toparse con su vulva que si bien no estaba demasiado húmeda, no tardaría mucho en cambiarlo gracias a la fricción de su botón mágico con los dedos juguetones que lo friccionaba.
En apenas un par de minutos su respiración cambió, soltó el rodillo y sus manos se alzaron para agarrarse a mi cuello, con la intención de arquear más su cuerpo y dejarse llevar por el placer que mis dedos la estaban provocando con el ritmo frenético que la mantenía en su hinchado clítoris.
Sus manos me agarraban más fuerte y cada vez se arqueaba más su espalda apoyada en mi pecho, su respiración entrecortada me anunciaba que estaba a punto de llegar al climax.
Pero en ese momento decidí que no se lo merecía por ser tan protestona y llevarme siempre la contraria, así que paré en seco (bueno es un decir porque la cosa estaba ya muy mojada). Retiré la mano y me separé de ella.
Se volvió contra mí, como hacía mucho no recordaba. Sus ojos encolerizados y ese gesto de no me lo puedo creer.
- No serás capaz de parar ahora verdad????
- Por supuesto que sí Bichito! -mientras me alejaba-
Se avalanzó sobre mí y comenzó a golpearme en todos los sitios gritando como una posesa.
- Eres un Imbécil, cabrón, estúpido arrogante, vas a terminar lo que empezaste, que yo estaba muy tranquila trabajando y tú lo empezaste, así que ya lo estás terminando.
Sus manos seguían golpeando y las mías intentando parar los golpes. Conseguí atenazar las suyas pero por su boquita salían sapos y culebras, aún así, llegué a controlar la situación.
- Vale, vale, está bien! tienes razón, yo lo empecé y lo acabaré.
- Eso está mejor, acábalo antes de que me enfríe.
Intentamos recomponer nuestra agitada respiración, nos levantamos del sofá donde habíamos caído en el fragor de la lucha y quedamos uno frente al otro.
Ésta vez decidí hacer descender su buzo sacándola los hombros y la tela quedó retenida en la cintura un movimiendo más y se deslizó por completo hasta los tobillos.
Mi brazo izquierdo rodeo su cuello, mi boca se acercó a su oído y mi mano derecha se posó en su entrepierna protegida aún con sus bragas.
- Tienes razón Bichito -susurré- Yo empecé esto con un azotito cariñoso para ver mi mano dibujada en tu culo con tu mono. Ahora que ya no está lo justo es terminarlo...
Me dejé caer en el sofá arrastrándola a ella sobre mí, que se dió de bruces y no me costó nada colocarla sobre mis rodillas e inmovilizarla...
continuará...
Si quieres leer la segunda parte está aquí:
El nuevo apartamento (Relato) - 2ª parte -
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