Visitantes

martes, 6 de agosto de 2019

El taburete de los Azotes (Relato)


Autora: Cloe 


Llevaba varios días sin saber de él, sé que estaba muy liado con su trabajo y esas cosas, pero vamos... que tampoco es excusa, o por lo menos a mí no me valía como tal.
Cuando apareció por casa después de su ausencia como que yo no tenía muchas ganas de juerga, y mi cara lo decía todo. Eso sí, confieso que intenté disimular por no parecer demasiado borde., pero no me salían las palabras, cuando estoy enfadada tiendo por un lado a no hablar y por otro lado a soltar por la boquita de todo, según me de o según me piques.

Estábamos en la cocina preparando algo para comer y cada vez que me hablaba no salía otra cosa por mi boca que monosílabos o, no sé... él enseguida nota que me pasa algo, ya somos mayorcitos para estas cosas.

- Estás bien? Te pasa algo?
- A mí nada, y a tí?
- A mí no, yo te estoy hablando bien y en un tono normal, y tú parece que no te apetece hablar y eso es porque te pasa algo, a parte que me evitas la mirada y estás muy silenciosa.
- Hombreeeeeeeeeee chico listo¡¡¡ Que atento estamos cuando nos apetece¡¡
- A que te refieres?
- Tú sabrás.... como eres tan listo...
- No me mola nada que emplees ese tonito conmigo, (me amenazó con la cuchara de madera que acaba de coger para cocinar). Llevo tres días fuera, con ganas de volver a casa y de verte y me encuentro con esta actitud infantil y borde???
- Pues te jodes, es lo que hay.

Su mano impactó sobre mi culo instantáneamente, un azote fuerte, intenso y rápido. No me dió tiempo a apartarme... y además me dolió¡¡

- Se puede saber que coño te pasa?

Se hizo el silencio... nos miramos y se percibía la tensión en el aire...
Apartó la comida del fuego...

- Dí, que te pasa?
- Pues que te vas fuera a trabajar 3 días y no sé nada de ti eso es lo que me pasa, así que por mí como si te vas una semana a la China. Ya está¡ eso era, no tengo hambre y que te aproveche.

Salí de la cocina con idea de irme al salón, a ver la tele inerte sin pensar en nada y a estar tranquila conmigo y hacer como si él no estuviera. Pero no, me siguió y estaba empeñado en hablar del tema. Al llegar a mi altura me cogió del brazo y me dio la vuelta para mirarme a la cara.

- Suéltame¡ sabes que tengo razón y cuando la tengo pues la tengo¡¡
- No digo que no la tengas, pero no son formas, tu actitud no es la más apropiada ni la más correcta.
- Yo me expreso como me da la gana, y si te molesta, pues no me preguntes si me pasa algo¡
- Y aguantar tu rabieta? no gracias. Se puede solucionar por dos vías, una lo hablamos de manera civilizada como dos personas adultas que se expresan como se sienten. O por la vía infantil y terminas con el culo rojo como un tomate. Tú decides, pero hablarlo lo vamos a hablar y ahora mismo.
- Pues mira tú por donde, a mí no me apetece hablarlo ahora, así que gano yo.

Me cogió de la muñeca y me llevó de vuelta a la cocina medio arrastras y dándome azotes por el camino, me puse en plan no me toques, ahora la que no está soy yo. Estaba realmente enfadada, son momentos en que me puede mi orgullo y no pienso dar mi brazo a torcer... 

Cogió 'el taburete de los azotes' (así lo llamábamos nosotros) y se sentó en medio de la cocina y me puso directamente en sus rodillas como pudo, yo no dejaba de patalear y de soltar todo tipo de borderías y de palabrotas  por mi boca. Entonces me colocó en una sola rodilla y me sujetó los pies con la otra. Llegado un momento me cansé de resistirme, era físico, no podía más, no era porque no quisiera seguir en la lucha. Me levantó, me bajó los vaqueros junto con las bragas y me volvió a colocar sobre sus dos rodillas. Cogió la cuchara de madera (la que tenemos reservada para los azotes) y me empezó a dar azotes en el culo con ella. Mientras me soltaba una charlita de las suyas...

- Las cosas se hablan, no te puedes comportar como una niña caprichosa cada vez que te enfades. Siento no haberte llamado estos días pero no daba para más, ya sabes cómo es mi trabajo.
- Y una mierdaaaaaaa

No sé de donde saqué la fuerza que me puse a patalear e intentar que me soltara, no sé como podía salir tanta rabia contenida, pero salía. Él me volvió a colocar otra vez en una sola pierna y con la otra sujetarme y todo el rato que estuve pataleando no me dió ni un sólo azote. Sólo me sujetaba.

Cuando paré otra vez por cansancio físico no porque quisiera dejar de pelear me volvió a colocar sobre sus dos rodillas. Dejó la cuchara y siguió con los azotes con la mano y no muy fuertes, eran intensos eso sí, lo suficiente para que dolieran y a la vez que los pudiera soportar.

Después de un rato largo me dijo que me levantara y que fuera a reflexionar un ratito a mi rincón. Mientras él terminaba de hacer la comida.

Sentía mi culo arder y aunque me dolía y me picaba, me podía más la rabia, así que no me toqué el culo (como lo había hecho en otras ocasiones sin que él se diera cuenta).
Al terminar me llamó para que volviera a la cocina, me hizo sentarme con las bragas y los vaqueros bajados para comer. No le miraba a la cara, y me senté porque no me quedaba otra y con los brazos cruzados. Seguía enfadada aunque me sentía con menos energía, ya no notaba la ira dentro de mí. Lo que sentía ahora era unas ganas tremendas de llorar. 

- Come¡
- No tengo hambre...
- Lo que no te comas ahora ya sabes que lo tienes para cenar.
- Ya lo sé¡

Cuando terminó de comer, retiró los platos, yo seguía de brazos cruzados y mirando al infinito, en mi nube...

Se acercó a mí, me cogió del brazo y me levantó, con mi brazo libre intenté subirme las bragas y los pantalones... y se paró en seco, su mirada lo decía todo, aún así me dijo: Ni se te ocurra subírtelo¡ Le miré desafiante e intenté subírmelo, pero me quedé a medias... me cogió de la cintura por detrás, y estando de pie volvió a bajármelo hasta la rodillas y estando con el culo al aire me volvió a calentar.

Quería llorar y a la vez no, tenía dos emociones contradictorias en mi mente y en mi sentir, una verdadera lucha conmigo misma...
Después de volver a zurrarme el culo, me llevó al salón agarrada de la muñeca...

Se sentó en el sofá y me puso delante de él, me dijo que le mirara a los ojos...
le miré (mi mirada ya no era tan desafiante, más bien de rendida...)

No salió nada de mi boca... me costaba respirar porque estaba reteniendo el llanto...
Me volvió a colocar en sus rodillas y con el primer azote y sin yo querer arranqué a llorar con todas mis ganas...
Sentía una mano suya apoyada en mi culo y la otra en mi espalda... 
Acompañándome... sin decir nada y a la vez estando ahí.

Después de un rato llorando y moqueando, cuando paré me dio la vuelta y me abrazaba mientras me limpiaba las lágrimas con una mano, yo me limpiaba los restos de mocos que me quedaban en su camiseta...

Cuando me calmé le conté lo que me había pasado con él (sin él saberlo) y como me había sentido.
Me dijo que sentía mucho el no haber podido estar durante esos días y me explicó su motivo, cosa que pude entender, y a la vez me prometió que intentaría no volver a actuar así conmigo. 

La rabia había pasado y esa noche dormimos abrazados...


4 comentarios:

  1. Me encantoo mucho y te cuento que esta noche creo que mi novio va a castigarme hoy temprano hablamos por telefono y el de alguna manera se entero que no me puse unas inyecciones que me mando el doctor porque estoy comiendo mal por mi universidad y mi novio me dijo que tuviera claro que hoy en la noche tenia que hablar seriamente conmigo de mi salud y que si era necesario me ponia la inyeccion de hoy teniendo el culo rojo.... Tengo tanto miedoo y a la vez tentacion

    ResponderEliminar
  2. Una azotaina algo escueta para un comportamiento tan díscolo y poco comprensivo con las situaciones de los demás.

    ResponderEliminar
  3. Una lectura muy interesante. Supongo que cada persona que practica el spank puede hacerlo de diferentes maneras y movido por variados motivos y sentimientos, en tu caso parece que va más allá de un simple juego sexual con interpretación de roles. Entiendo que lo que lo que pones en juego son mucho más que sensaciones corporales, y lo que desnudas cuando te bajas las bragas no es un simple culo sino la coraza que envuelve inseguridades y temores. Se podría entender como una "terapia" para recuperar la calma gracias a la aceptación del castigo después de dejar salir tu rabia. Me parece valiente y propio de quien se conoce y acepta con sus contradicciones , aunque por supuesto no podemos olvidar que aunque sea de manera diferida la excitación sexual también termina formando parte de la escena.
    Un descubrimiento y un placer leerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. mmm no sé si sería una especie de terapia para recuperar la calma, puede ser. Lo que está claro es que la rabia cuando está tiene que salir por algún lado y poder expresarla sin tabúes aún sabiendo lo que puede conllevar resulta muy liberador.

      Eliminar

doyluzamisombra@gmail.com