Os comparto una entrada narrada por una mujer Dominante, Scheherezade. Me encantó porque escribe sobre algo en concreto de lo que no se suele hablar, con lo cual me quito el sombrero ante ella y ante cualquier persona Dominante hombre o mujer que lo sientan y lo vivan del mismo modo. Son de esas personas que se permiten sentir aunque pueda doler...
Espero que os guste tanto como me gustó a mí cuando lo leí por primera vez.
Hay
veces que nos damos cuenta de que no
expresamos toda la verdad de algo, probablemente por el temor a sentirnos
excluidos o señalados o marcados y que, de ahí, seamos
censurados o sea cuestionada nuestra labor, nuestra trayectoria y nuestras
vivencias. Más cuanto estas siempre han sido vividas desde la más absoluta
honestidad, desde la sinceridad y desde la implicación más profunda. No siempre
decimos la verdad, toda la verdad, es cierto, lo que no significa que mintamos.
Lo que pasa es que hay
realidades que la confesión nos haría daño porque nos
posicionaría en un lugar para el que no estamos preparados. Y, en ese momento,
nos sentimos inmensamente solos. Solos porque no hay quien nos escuche con la
paciencia que requiere una escucha sin censuras.
Los que llevamos ya algún tiempo
transitando por el BDSM, sabemos que en muchísimas ocasiones existe un exceso de idealización en la imagen supuestamente
real de las relaciones D/s que se muestran en los blogs,
las redes, los posts, por no hablar de páginas, revistas, etc. y, sin querer,
muchas de las veces, intentamos acomodar nuestra vida a ese supuesto real que
puede ser falso. Que, generalmente, es falso, no porque se desee mentir, sino
porque existe un exceso
de idealización que a veces nos arrastra. Un querernos medir
con la fantasía, con el arquetipo, con el estándar, como si la vida real no
fuera mucho más atractiva que la uniformidad de lo que intentamos adoptar. Al
igual que nos sentimos en algún momento arrastrados por las imágenes en blanco
y negro o los eslóganes y sentencias de entrega y Dominación, o como nos puede
seducir algún relato bonito o alguna historia singular. La envidia capta
nuestra atención y queremos tener “eso” que puede estar novelado y, por tanto,
maquillado y mejorado. No se trata, por tanto, de que se mienta abiertamente,
aunque en algunos casos se pueda hacer, sino que se
destaca lo mejor, aquello que
se acomoda a este modelo, guardando bajo la alfombra lo peor, aquello que no
encaja, a la espera de que nadie lo vea. Por pudor, por
reserva, por no tener a quién contarle. Por miedo. Por miedo a ser censurados
antes esos “ojos” de las redes que todo lo ven y que están prestos a señalar
con el dedo.
Probablemente haya tratado este tema
de pasada en alguna entrada, Yo suelo escribir sobre las relaciones D/s aunque
no le haya dedicado ninguna entrada específica, aunque sí comenté qué hacía Yo
en la relación D/s y
creo que es el momento de hablar de algunas sombras de la D/s. La sombra de la dependencia. La sombra del apego
que enturbia la sacrosanta relación D/s. Para muchos el summum del BDSM.
Creo que casi todos los que estamos
en el BDSM tenemos más o menos
interiorizado que el sumiso/-a puede
crear y sentir una fuerte dependencia hacia el Ama/-o. Hay
quien desea esa sensación o ese sentimiento y hay quien no. Los que se
mantienen al margen de este tipo de relación vincular suelen tener relaciones
más distantes en donde la entrega se hace de forma puntual y luego el Amo/-a no
controla nada más allá de las sesiones convenidas. Dentro de este grupo de
sumisos se suelen encontrar los casados, los que tienen pareja, los que acuden
a profesionales, o los que prefieren no complicarse la vida con una mujer
pendiente de ellos. Valga también para las sumisas (aunque sean las menos las
que acudan a profesionales).
Ese tipo de dependencia se suele generar por la propia
necesidad y deseo del sumiso. No es algo que proceda de la manipulación del
Dominante, exceptuando si encontramos Dominantes
manipuladores proclives al maltrato, que también los hay. Si el Dominante es
una persona con rasgos de tener autoridad, seguridad, empatía, control,
responsabilidad, tiempo para dedicarle al sumiso, este se verá acogido y
protegido en ese Dominante y se puede generar la dependencia. Creo que hasta
ahí es lo que solemos leer en cualquier sitio sobre el sumiso y el Dominante
estándar. No debe entenderse este tipo de dependencia como algo malsano puesto
que ambos consienten y estipulan límites de la intervención del Amo respecto al
sumiso y que esa dependencia es un sentimiento que genera agradecimiento y
bienestar en el sumiso. Esto en cuanto a las teorías que se leen.
Pero ¿Qué pasa cuando la dependencia
generada no es del sumiso sino del Dominante? ¿Acaso no conocemos parejas D/s
en donde notamos las muestras de dependencia del Dominante? No se suele hablar
de ello, es cierto. Como las meigas, haberlas haylas. Lo que sucede es que pocas personas tienen el valor de reconocer la
existencia de ese apego por su sumiso. No hablamos porque no
queremos ser señalados, ni cuestionados. La realidad es que disfrutamos y somos Dominantes y, sin embargo,
caemos en la dependencia emocional. Nadie se libra del apego, a
no ser por un fuerte trabajo personal e interior. A no ser que no tengas
empatía o seas un narcisista. A no ser que tengas la inmensa capacidad de
distanciarte.
Si me incluyo es por un gesto de
humildad de ser consciente de que todos
podemos caer en esa dependencia del apego y aquí no se libra nadie.
Y más se cae, en tanto en cuanto, somos conscientes de que coincidir con un
buen sumiso, con el que haya química, con el que nos entendamos y
complementemos es extremadamente complicado. Y ese miedo de perderlo y de
volver a surcar la travesía del desierto de no encontrar a nadie como esa
persona puede resultarnos paralizante, y de esa parálisis llegamos a sentirnos
intimidados y a dudar de nosotros mismos y de si, en realidad, no podríamos
aguantar un poquito más hasta ver si no entra en razón y podríamos seguir con
esa relación, a todas luces tan “perfecta”. El Amo sabedor de la
responsabilidad que tiene frente a su sumiso, su papel ante él, puede quedar
confuso y desorientado al sentir que la relación se le va diluyendo de entre
los dedos. No importan los motivos, hablo de las sensaciones que puede
experimentar el Amo/-a. Y en esa
desorientación de esa relación que era gobernada por él o ella se queda
aferrado al sujeto de su apego, su sumiso.
Cuánto nos cuesta el análisis de la
otra persona cuando se ha vivido tanto y de forma tan intensa como son nuestras
sesiones y este tipo de relación vincular tan estrecha, en donde nos ha hecho
sentirnos tan importantes, únicos, especiales, dioses, dueños, y todo eso que
en algún momento nos ha dicho no sólo con su boca sino con sus ojos y todo su
cuerpo. Cuánto nos cuesta distanciarnos de esos buenos momentos vividos y
deseamos abandonar el BDSM si rompemos porque todo tenía sentido con esa
persona y ahora no soportamos el vacío sin ella. Días y días recordando y esperando
retomar la relación en esfuerzos de funambulista en donde vemos cómo nuestra
integridad y nuestro rol sucumbe por esos días excepcionales que pasamos junto
a él o ella.
Reconocer que somos humanos nos hace más humanos. Jamás deberíamos sentir vergüenza por tener la
capacidad de experimentar y sentir a través de nuestros poros, de nuestro rol,
de lo que nos hace ser como somos. Cuando iniciamos una relación con alguien no
podemos saber qué nos deparará la relación ni por qué vericuetos iremos.
Iniciamos relaciones con un conocimiento incompleto de la persona en la que
confiamos pero que, quizás, no tengamos ni todos los datos y ni siquiera ella
misma se conozca en esa forma tan especial de entrega. La entrega de ambos en una relación D/s nos cambia
a todos los integrantes de la relación. Pensar que el Dominante
sale indemne es una chorrada propia de los adolescentes que se creen
invencibles.
Para cortar una relación D/s se
necesita tiempo y serenidad. Especialmente si esa relación es de años. El dolor
puede estar asegurado, el dolor de una ruptura necesita su duelo y un hombro en
quien llorar y corazones sin censuras que escuchen.
Es interesante la reflexión, y no hace mucho hacía yo una similar.
ResponderEliminarYo no me considero quien para sentar cátedras, pero sí que llevo muchos años de relación de este tipo con mi marido y puedo hablar de mi experiencia personal.
Otra cosa que he notado en los pocos meses que llevo en Twitteros es que, como bien dice la autora, muchos sienten la constante necesidad de pontificado, y dar o quitar carnets de sumisas o ambos.
No sé, si es por que temen que la gente que les lee seamos tontos, o, verdaderamente sean tan prepotentes.
En las relaciones De/s, no es que no sólo pueda haber dependencia... Si no que, puede haber amor, hijos e, incluso, el supremo vínculo: LA HIPOTECA.
Una pregunta: la hipoteca de la mazmorra se puede hacer separadamente de la vivienda, como ocurre con las plazas de garaje xD
EliminarEs broma. Gracias por el comentario y felicidades por vuestra relación.
Somos raros hasta para eso....
EliminarNada de mazmorras... eso sí, si rebuscas en csa vas a encontrar algunas argollas "extrañas" por ahí colocadas....
Jajajaaa Laxmi!!!!
EliminarEscriba Silente, yo tampoco soy de mazmorras... xD
EliminarLa casa en sí da mucho juego tal cual es :D y en mi caso con una silla me sirve... Jejee
El texto esta genial. Ademas de escribir bien, es una gran persona. Yo la sigo desde hace mucho.
ResponderEliminarSí, a mí también me encantó el post. Gracias por tu comentario y por el apunte de ScheherezadeDom. 🤍
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