Por fin habíamos cuadrado una
semana de vacaciones para salir de la capital y descansar en la playa, tomar el
sol y dedicarnos el tiempo que normalmente no podemos hacer por cuestiones
varias. Decidimos tomar rumbo una playa del paraíso francés… Un lugar
idílico que no conocíamos y que llevábamos tiempo programando para ir y no
habíamos podido realizar hasta ahora, ya sí, se alinearon los astros para vivir
esta gran aventura.
Alquilamos un estudio próximo a
la playa, y tuvimos suerte que no había mucha gente, con lo cual mejor, más
espacio disponible y más intimidad en todos los sentidos.
Yo llevaba unos días con poco
apetito, no sé si era el calor o la emoción de poder disfrutar de un tiempito
vacacional, el caso es que cada vez que llegaba la hora de la comida montaba un
pollo porque mi chico solía pedir más comida de lo normal y luego me tocaba
dejar la mitad en el plato. Según él no era demasiada, era la que corresponde a
una persona adulta, aunque él no es consciente de mi complexión física de metro
cincuenta y siete comparada con la suya de metro noventa... hay una diferencia clara!!!! pero no lo entiende.
El caso es que días antes en
Madrid ya me venía advirtiendo que como continuara así iba a tener consecuencias
mi comportamiento por dejar comida en el plato…
Después de tomar el sol, bañarnos
en la playa, darnos arrumacos y besarnos como dos enamorados dentro del mar llegó
la hora de comer… habíamos reservado en un chiringuito cerca de nuestras toallas.
Además, nos gustó mucho cuando lo descubrimos porque eran españoles, del sur para
ser más concretos, muy salaos y buena gente.
Nos pedimos un tinto de verano
con unos aperitivos y que yo sinceramente, con ellos ya casi como jajaa no por nada, sino porque yo como poco, por lo que sea, mi cuerpo no
necesita mucha comida. Luego nos pedimos, de primero un salmorejo que estaba
espectacular de rico, y no sé por qué, pero las cantidades que ponían eran bastante
generosas, hasta me costó terminármelo. Por mi parte con los aperitivos
y el salmorejo ya había comido, pero como nos pedimos un segundo plato pues eso…
pescado, muy rico por cierto, pero claro… me comí la mitad o quizás un poco menos
de la mitad…
- ¿Ya empezamos? ¡¡¡Comételo todo!!!
- Bufffff es que no me entra.
- El pescado entra solo.
- Entrará sólo para ti, para mí no.
Cogió con su tenedor y me señaló
en mi plato hasta donde tenía que comerme, prácticamente casi todo. Yo le
miraba con ojitos de cordero degollado, pero no coló.
- ¡COME!
- No puedo más…
- Te lo comes o hay azotes cuando lleguemos a casa.
- Nooooo
- ¡SI! y porque aquí no te los puedo dar que si no te ponía el culo rojo aquí mismo.
Él Terminó de comer, yo dejé mi parte, como últimamente hacía, pagamos y nos fuimos al estudio. Nada más entrar
me dijo si necesitaba ir al baño, le dije que sí. Fui y al volver, estaba
sentado en el sofá, me indicó con el dedo que me acercara. Cuando llegué a su
altura pude ver que a su lado estaba la paleta pequeña de madera que tuvo que
meter en su maleta porque en la mía no estaba. Mi mirada fue directa a ella, y
la cogió para mostrármela mientras y me dijo:
- ¿Ves? Estas van a ser las consecuencias de tu comportamiento. _me lo decía mientras se daba unos toques con la otra mano_ Si te portas mal es lo que obtienes, el culo rojo.
Y estando delante de él, dejó la
paleta en el sofá, a su lado, y con sus dos manos metidas por debajo de mi
vestido me bajó las bragas para dejármelas por debajo justo de mis nalgas, acto
seguido me ayudó a colocarme sobre sus rodillas., no salía de mi parte ninguna
resistencia porque sabía que, si no iba a ser peor, así que no me quedó más
remedio que acatar su decisión.
Los azotes fueron cayendo con su
mano uno tras otro, y con cierta intensidad desde el principio.
- Si te comportas como una niña pequeña y consentida, no me dejas más alternativa que castigarte como tal, para que aprendas a comportarte como la adulta que ya eres.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLASSSSSS
Intentaba aguantar el picor que ya
hacía rato que sentía en mi trasero, aunque llegó un momento, al cabo de un
buen rato que no pude más y protesté.
- Jolinnnnn me está doliendo mucho!!!!!!!!
- Lo sé, es una azotaina y los buenos azotes tienen que doler sí o sí, ¡¡ya lo sabes!!
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLASSSSSS
Paró, y mientras me acariciaba
para aliviar el dolor me decía que lo hacía por mi propio bien y para cambiar
esa actitud que según él no era la adecuada para una mujer de mi edad. Desde
luego no estaba nada de acuerdo con él, pero debido a mi postura no era el
mejor momento para intentar salirme con la mía.
Después de la pequeña pausa que
hizo siguió zurrándome el culo, pero esta vez con la paleta de madera…
Los azotes dolían más, aunque como
estaba ya calentita por la primera tanda recibida con la mano los podía más o
menos sobrellevar. Hasta que llegó un momento que por supuesto ya no…
- AUHHHHHHHHH YAAAAAAAA PARAAA JOOOOOOOO
¡Me dio cinco más y paró! Acto
seguido, volvió a aliviar el dolor con caricias, cosa que agradecí enormemente. La sensación de amor-odio es muy potente y no puedo evitarlo…
- ¿Te vas a comer todo lo que haya en el plato la próxima vez?
- Síiiii
- ¿Seguro?
- Síiii
Me sentó en su regazo y estuvimos
abrazados durante un buen rato mientras le dije:
- He pensando que la próxima vez voy a pedir menos comida para no dejar nada.
- Me parece bien, y si algún día repites comportamiento ya sabes lo que toca.
- Ya…
- ¿Qué toca?
- Azotes en el culo…
Allí en las Landas se practica un género de tauromaquia que consiste en esquivar la embestida de las vacas, bien apartándose a un lado o saltando por encima de ellas. Si aprendes a hacer lo mismo con la embestida del spanker, la sesión podría ser muy divertida. Sería una auténtica “fessée landaise” xD
ResponderEliminarJajaja Laxmi,
Eliminaral spanker hay que torearle de vez en cuando sii, resulta muy divertido así de entrada., luego ya no tanto... xD
https://youtube.com/watch?v=B-p2Pb94hZE
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