miércoles, 28 de abril de 2021
Ana lo hizo de nuevo (Vídeo)
miércoles, 21 de abril de 2021
Dependencias. El apego en el Dominante. Mas allá del vínculo D/s (por ScheherezadeDom)
Os comparto una entrada narrada por una mujer Dominante, Scheherezade. Me encantó porque escribe sobre algo en concreto de lo que no se suele hablar, con lo cual me quito el sombrero ante ella y ante cualquier persona Dominante hombre o mujer que lo sientan y lo vivan del mismo modo. Son de esas personas que se permiten sentir aunque pueda doler...
Espero que os guste tanto como me gustó a mí cuando lo leí por primera vez.
Hay
veces que nos damos cuenta de que no
expresamos toda la verdad de algo, probablemente por el temor a sentirnos
excluidos o señalados o marcados y que, de ahí, seamos
censurados o sea cuestionada nuestra labor, nuestra trayectoria y nuestras
vivencias. Más cuanto estas siempre han sido vividas desde la más absoluta
honestidad, desde la sinceridad y desde la implicación más profunda. No siempre
decimos la verdad, toda la verdad, es cierto, lo que no significa que mintamos.
Lo que pasa es que hay
realidades que la confesión nos haría daño porque nos
posicionaría en un lugar para el que no estamos preparados. Y, en ese momento,
nos sentimos inmensamente solos. Solos porque no hay quien nos escuche con la
paciencia que requiere una escucha sin censuras.
Los que llevamos ya algún tiempo
transitando por el BDSM, sabemos que en muchísimas ocasiones existe un exceso de idealización en la imagen supuestamente
real de las relaciones D/s que se muestran en los blogs,
las redes, los posts, por no hablar de páginas, revistas, etc. y, sin querer,
muchas de las veces, intentamos acomodar nuestra vida a ese supuesto real que
puede ser falso. Que, generalmente, es falso, no porque se desee mentir, sino
porque existe un exceso
de idealización que a veces nos arrastra. Un querernos medir
con la fantasía, con el arquetipo, con el estándar, como si la vida real no
fuera mucho más atractiva que la uniformidad de lo que intentamos adoptar. Al
igual que nos sentimos en algún momento arrastrados por las imágenes en blanco
y negro o los eslóganes y sentencias de entrega y Dominación, o como nos puede
seducir algún relato bonito o alguna historia singular. La envidia capta
nuestra atención y queremos tener “eso” que puede estar novelado y, por tanto,
maquillado y mejorado. No se trata, por tanto, de que se mienta abiertamente,
aunque en algunos casos se pueda hacer, sino que se
destaca lo mejor, aquello que
se acomoda a este modelo, guardando bajo la alfombra lo peor, aquello que no
encaja, a la espera de que nadie lo vea. Por pudor, por
reserva, por no tener a quién contarle. Por miedo. Por miedo a ser censurados
antes esos “ojos” de las redes que todo lo ven y que están prestos a señalar
con el dedo.
Probablemente haya tratado este tema
de pasada en alguna entrada, Yo suelo escribir sobre las relaciones D/s aunque
no le haya dedicado ninguna entrada específica, aunque sí comenté qué hacía Yo
en la relación D/s y
creo que es el momento de hablar de algunas sombras de la D/s. La sombra de la dependencia. La sombra del apego
que enturbia la sacrosanta relación D/s. Para muchos el summum del BDSM.
Creo que casi todos los que estamos
en el BDSM tenemos más o menos
interiorizado que el sumiso/-a puede
crear y sentir una fuerte dependencia hacia el Ama/-o. Hay
quien desea esa sensación o ese sentimiento y hay quien no. Los que se
mantienen al margen de este tipo de relación vincular suelen tener relaciones
más distantes en donde la entrega se hace de forma puntual y luego el Amo/-a no
controla nada más allá de las sesiones convenidas. Dentro de este grupo de
sumisos se suelen encontrar los casados, los que tienen pareja, los que acuden
a profesionales, o los que prefieren no complicarse la vida con una mujer
pendiente de ellos. Valga también para las sumisas (aunque sean las menos las
que acudan a profesionales).
Ese tipo de dependencia se suele generar por la propia
necesidad y deseo del sumiso. No es algo que proceda de la manipulación del
Dominante, exceptuando si encontramos Dominantes
manipuladores proclives al maltrato, que también los hay. Si el Dominante es
una persona con rasgos de tener autoridad, seguridad, empatía, control,
responsabilidad, tiempo para dedicarle al sumiso, este se verá acogido y
protegido en ese Dominante y se puede generar la dependencia. Creo que hasta
ahí es lo que solemos leer en cualquier sitio sobre el sumiso y el Dominante
estándar. No debe entenderse este tipo de dependencia como algo malsano puesto
que ambos consienten y estipulan límites de la intervención del Amo respecto al
sumiso y que esa dependencia es un sentimiento que genera agradecimiento y
bienestar en el sumiso. Esto en cuanto a las teorías que se leen.
Pero ¿Qué pasa cuando la dependencia
generada no es del sumiso sino del Dominante? ¿Acaso no conocemos parejas D/s
en donde notamos las muestras de dependencia del Dominante? No se suele hablar
de ello, es cierto. Como las meigas, haberlas haylas. Lo que sucede es que pocas personas tienen el valor de reconocer la
existencia de ese apego por su sumiso. No hablamos porque no
queremos ser señalados, ni cuestionados. La realidad es que disfrutamos y somos Dominantes y, sin embargo,
caemos en la dependencia emocional. Nadie se libra del apego, a
no ser por un fuerte trabajo personal e interior. A no ser que no tengas
empatía o seas un narcisista. A no ser que tengas la inmensa capacidad de
distanciarte.
Si me incluyo es por un gesto de
humildad de ser consciente de que todos
podemos caer en esa dependencia del apego y aquí no se libra nadie.
Y más se cae, en tanto en cuanto, somos conscientes de que coincidir con un
buen sumiso, con el que haya química, con el que nos entendamos y
complementemos es extremadamente complicado. Y ese miedo de perderlo y de
volver a surcar la travesía del desierto de no encontrar a nadie como esa
persona puede resultarnos paralizante, y de esa parálisis llegamos a sentirnos
intimidados y a dudar de nosotros mismos y de si, en realidad, no podríamos
aguantar un poquito más hasta ver si no entra en razón y podríamos seguir con
esa relación, a todas luces tan “perfecta”. El Amo sabedor de la
responsabilidad que tiene frente a su sumiso, su papel ante él, puede quedar
confuso y desorientado al sentir que la relación se le va diluyendo de entre
los dedos. No importan los motivos, hablo de las sensaciones que puede
experimentar el Amo/-a. Y en esa
desorientación de esa relación que era gobernada por él o ella se queda
aferrado al sujeto de su apego, su sumiso.
Cuánto nos cuesta el análisis de la
otra persona cuando se ha vivido tanto y de forma tan intensa como son nuestras
sesiones y este tipo de relación vincular tan estrecha, en donde nos ha hecho
sentirnos tan importantes, únicos, especiales, dioses, dueños, y todo eso que
en algún momento nos ha dicho no sólo con su boca sino con sus ojos y todo su
cuerpo. Cuánto nos cuesta distanciarnos de esos buenos momentos vividos y
deseamos abandonar el BDSM si rompemos porque todo tenía sentido con esa
persona y ahora no soportamos el vacío sin ella. Días y días recordando y esperando
retomar la relación en esfuerzos de funambulista en donde vemos cómo nuestra
integridad y nuestro rol sucumbe por esos días excepcionales que pasamos junto
a él o ella.
Reconocer que somos humanos nos hace más humanos. Jamás deberíamos sentir vergüenza por tener la
capacidad de experimentar y sentir a través de nuestros poros, de nuestro rol,
de lo que nos hace ser como somos. Cuando iniciamos una relación con alguien no
podemos saber qué nos deparará la relación ni por qué vericuetos iremos.
Iniciamos relaciones con un conocimiento incompleto de la persona en la que
confiamos pero que, quizás, no tengamos ni todos los datos y ni siquiera ella
misma se conozca en esa forma tan especial de entrega. La entrega de ambos en una relación D/s nos cambia
a todos los integrantes de la relación. Pensar que el Dominante
sale indemne es una chorrada propia de los adolescentes que se creen
invencibles.
Para cortar una relación D/s se
necesita tiempo y serenidad. Especialmente si esa relación es de años. El dolor
puede estar asegurado, el dolor de una ruptura necesita su duelo y un hombro en
quien llorar y corazones sin censuras que escuchen.
miércoles, 14 de abril de 2021
El cigarrillo II (Relato)
Cuando
íbamos bajando por el ascensor me tranquilizó diciendo que no tendría que
llevar mucho rato el plug. Él sabe que mucho no aguanto, me incomoda y me viene
la sensación de evacuar, que sé que no es real, pero me viene y no estoy a
gusto. También sé que a medida que lo vas usando la incomodidad se va pasando y
poco a poco ni sientes que lo llevas puesto. Pero en mi caso llevaba un
tiempito sin usarlo y el músculo del ano vuelve a su ser…
Íbamos
dirección a un bar que han abierto nuevo en la zona y está muy chulo, además
conocemos a los dueños y nos sentimos como en casa.
De
camino yo iba pensando cómo iba a hacer para sentarme dada mi situación, culo
ardiendo y plug… lo mejor en mi caso sería quedarme de pie.
Hacía
muy bueno en la calle, así que nos acoplamos en una mesa alta de la terraza, él
se sentó sin problema. Y yo… reconozco que estas sillas en concreto son muy
cómodas, pero claro… quise probar a sentarme, me escocía el culo, puse cara
rara, él se rió mientras me miraba, apareció Guzmán, el camarero, y bueno… un
desastre… que os voy a contar., os lo podéis imaginar.
Más
o menos me acoplé, me senté medio de lado, pedimos un vinito, yo uno blanco y
él tinto, y también algo de picar… Y eso que me dijo que no lo tendría que
llevar mucho rato… ya…
Llevábamos
sentados 20 minutos más o menos y necesitaba ir al baño… Me dijo que no se me
ocurriera quitármelo, le sonreí mientras bajaba del taburete.
Por
el camino ya iba pensando si obedecer o no…
Cuando
llegué al baño y me bajé las bragas, directamente me fui directa al plug,
zasca, ¡me lo quité! ¿Por qué lo hice? Para estar más cómoda… En ese momento no
pensé en las consecuencias… de hecho no suelo pensar la mayoría de las veces en
ese detalle, 'gran detalle' luego me suele pasar que la mayoría de las veces
termino arrepintiéndome, pero soy más de vivir el momento presente. Y justo en
ese momento mi culo me pedía libertad, y más que ya llevaba el escozor en el
trasero, que, por cierto, poco a poco se me iba pasando… Además, tenía
intención de ir al baño antes de ir a casa y ponérmelo.
Nos fuimos animando con los vinitos, y yo me sentía muy agustito.
No sé el tiempo que había pasado ya, pero casi una hora... larga...
- ¿Qué tal tu culete? ¿Y el plug? ¿No te has vuelto a quejar?
- Estoy estupendamente, Gracias por preocuparte…
- Venga, ¡Vámonos a casa!
- ¡Pues me hago pis!
- Si acabas de venir otra vez del baño, ¡Anda vámonos, que estamos al lado!
En
el ascensor, me arrinconó en una esquina, y metió su mano por debajo de mi
vestido, apartó mis braguitas, mientras yo intentaba moverme diciéndole que
¡No!
- Tengo pis y necesito ir al baño
- Ya… tú lo que necesitas es otro repaso, porque parece que hay algo que no te ha quedado claro todavía. _Me ruboricé en cero coma_ ¿Crees que no sabía que no llevas el plug? _fruncí mi boca, me había pillado, siempre lo hace el muy cabrón_
Me
dio un azote al salir del ascensor y me dijo: Ahora hablamos muy seriamente tú
y yo.
Me
empecé a poner nerviosa y toda la alegría que me había dejado el vino de
repente se bajó para dar paso a la incertidumbre y a la excitación total.
Nada
más entrar por la puerta, me dijo que me fuera a mi rincón, le insistí que tenía
pis, me acompañó al baño, me tocó hacerlo delante de él, y cuando terminé él me
limpió. Me cogió por detrás, sentí mucha vergüenza porque es una postura más
que infantil, aunque me encanta... Al limpiarme confirmó lo que ya sabía…
Déjate
las bragas aquí, no las vas a necesitar, me dijo mientras me recogía el vestido
con el sujetador, sólo por detrás, dejando mi culo totalmente expuesto. Me
llevó de la muñeca al salón, cogió una silla y la arrastró hasta dejarla en el
medio. Se sentó, me acercó a él y me dijo muy serio:
- ¿Ya la has vuelto a liar? ¿Lo tuyo es desobedecer porque sí?
- Nouuu…. _Me salió voz de aniñada_
- ¿Te di permiso para que te quitaras el plug?
- No…
- ¿Y por qué lo hiciste?
- Porque me incomodaba.
- Si aguantas un poco más, la incomodidad desaparece, y ya lo sabes por experiencia. Está claro que lo tuyo son los azotes y no hay más.
Sin
más me tumbó en sus rodillas y sin miramientos empezó azotarme con ganas,
aunque eran distanciados unos de otros la intensidad era más que considerable.
No
tardé mucho en protestar e intentar zafarme, aunque no me sirvió de nada,
porque siguió a ese ritmo durante un buen rato.
El
culo me ardía y no creo que tardara mucho en salirme llamas de él…
PLASSS PLASSS
PLASSS PLASSS PLASSS PLASSS PLASSS PLASSS
Por
mucho que intentaba aguantar no pude evitar que saliera de mi garganta un hilo
de llanto…
Paró, me acarició mientras seguía diciéndome:
- Me queda más que claro que contigo sólo funciona tener el culo rojo…
Continuó
otra tanda de la misma intensidad…
PLASSS PLASSS
PLASSS PLASSS PLASSS PLASSS PLASSS PLASSS PLASSS
Y
lo que empezaron siendo unas gotas terminaron por convertirse en una fuente de
lágrimas vivas.
Continuó
un poco más y paró.
- Vete a por el plug
Me
levanté como pude, se lo llevé, me indicó que volviera a mi posición y me lo
puso, lubricándolo antes con la entrada de la vagina que estaba empapada... mientras, me echaba otra charla sobre la importancia de obedecer sus órdenes.
- ¿Te lo vas a volver a quitar sin mi permiso?
- Noooooo
- ¿Seguro?
- Síiiii
- A ver si es verdad...
Me
levantó, se levantó y me dijo:
- Ahora te vas a quedar sentada en la silla con el culo ardiendo y el plug puesto hasta que yo te diga.
El
tiempo que estuve que no sé cuanto fue se me hizo eterno… Me escocía el trasero
una barbaridad, no sabía cómo ponerme.
Apareció en el salón y dejé de moverme en cuanto le vi, pude notar su media sonrisa en la cara. Me dio la mano y nos fuimos a la habitación. Me colocó por detrás y mientras seguía sintiendo el plug noté como me penetraba por delante… y entre escozor y placer estuvimos un buen rato hasta terminar rendidos y tumbados en la cama, abrazados, sintiendo nuestros cuerpos…
Esa noche me tocó dormir con el plug...
Primera parte 👉 El cigarrillo...
miércoles, 7 de abril de 2021
El cigarrillo... (Relato)
Autora: Cloe
Llevaba unos días un tanto
distante… Nuevo curro, nuevos hábitos, nuevas rutinas, cosa que me fascina, me
encantan los nuevos comienzos y el conocer nuevas personas, y otra zona de la
ciudad, con sus respectivos bares, restaurantes y tiendas... Lo que no sé por qué,
pero, llevaba un tiempo que no hacía mucho caso a mi chico por tantos cambios que estaba teniendo, de ahí que estuviera más a mi bola.
Acababa de llegar a mi casa
después de un día de curro intenso y a la vez agradable, porque, aunque
hacedora de mi puesto, me lo tomo con calma y tranquilidad. Son rasgos de mi
personalidad y que a la vez me ayudan a disfrutar de mi trabajo por la forma en
que me lo tomo.
Me estaba tomando un café y
me había dado por fumarme un cigarro, cosa que no hago nunca porque no fumo,
pero no sé porqué me apetecía un montón. Un mentolado, el sabor es riquísimo…
hacía tanto que no lo hacía que me sabía súper rico.
El sonido del telefonillo me
sacó de mi más profunda y rica paz…
- ¿Sí?
- ¡¡Soy yo!!
- ¿Y quién eres tú? Jajaaa
- ¡¡Abre, anda!!
La verdad es que me pillaba por sorpresa, no lo esperaba. Y aparte que me saca de mis casillas que aparezca en mi casa sin avisar… No sabía si tirar el cigarrillo o no. Nunca me había visto fumar y sé que eso a él no le gusta, pensé rápido y me dije: Pues que se fastidie, y que avise la próxima vez.
Le había dejado la puerta de
casa entreabierta para que pasara directamente, así podía disfrutar de mis
últimos momentos de relax antes de que lo fastidiara él…
Escuché el sonido de la
puerta al cerrarse, y sus pisadas al entrar, yo estaba en la terraza sentada, tomándome
mi cafetito y fumándome mi cigarrito, que lo dejé en el cenicero justo cuando nuestras
miradas se cruzaron. Su rostro cambió de inmediato, notaba incredulidad y sus
facciones se volvieron totalmente serias. Además, cuando me levanté a besarle
ni se inmutó. Me devolvió el beso al estilo roboCop, sin emoción y frío cómo el
hielo.
Me dirigí a mi asiento, a
seguir fumando y además con cierto retintín al ver que me estaba observando
y mirando con cara de desaprobación.
- ¿Se puede saber que estás haciendo?
- ¡Nada! Disfrutar de mi tarde, mientras me tomo un café y fumo un cigarrillo...
- ¡¡Pero si tú no fumas!!
- Ya lo sé, no hace falta que tú me lo digas, no fumo. Pero justo hoy me apetecía fumarme uno. ¿Algún problema? _terminé la pregunta y acto seguido di otra calada_
- Sí, te acabas de meter tú solita en un gran lío, ya puedes saborearlo bien porque no pienso volver a verte fumar. Este es el primero y el último.
Sus palabras sonaron de manera muy tajante mientras salía
de la terraza. Me lo dijo de forma tan seria que la última calada que le di me
supo hasta mal…
Enseguida
volvió con un café en la mano, se sentó enfrente de mí y me miraba como si
estuviera haciendo un croquis mental por lo que acababa de ver mientras pensaba
en que iba hacer conmigo. Y efectivamente así era, no tardo en comenzar su
discurso.
- Ya veo que has terminado tu cigarrillo y el café.
- Sí, que buen observador eres. Jajajaa
- Pues ya puedes pasar y esperarme en tu rincón.
- ¿Lo dices en serio?
- ¿Me ves que esté bromeando?
- No creo que sea para tanto...
- O mueves el culo ya, o los azotes te los doy aquí en la terraza, tú decides.
No pasó más de
cinco minutos cuando entró y mientras colocaba una silla en medio, comenzó su
regañina.
- No me ha gustado nada lo que has hecho. Además, que ya sabes que no soporto el tabaco y mucho menos verlo en ti. ¡¡Ven aquí!!
Quería desafiarle, pero no salió de mí palabra alguna, no sabía que me pasaba. Quizás su forma de hablarme tan recto y tajante hizo que me volviera tan pequeña de repente. Fui hacia él muy despacio, y me coloqué delante de él. Acto seguido metió sus manos por debajo de mi vestido y me bajó las bragas, las dejó justo por debajo de mis nalgas. Me colocó sobre sus rodillas y mientras me subía la tela del vestido y se quedaba al descubierto mi culo me dijo:
- Voy hacer que te acuerdes de este cigarro de tal manera que se te quiten las ganas de volver a encenderte otro. Te lo aseguro.
Y acto seguido y
sin más dilación comenzó a zurrarme sin miramientos, con ganas y con cierta
intensidad que enseguida me di cuenta que como no lo bajara no iba a soportarlo
por mucho tiempo. Lo tenía todo calculado…
No llevaba más
de quince minutos y no podía más, y yo soy de aguantar, pero claro… si son con cierto
grado de fuerza, justo tal y cómo me los estaba dando mi resistencia se ve
mermada.
Empecé a patalear
y a medio llorisquear… Paró. Me acarició un poco, cosa que lo agradecí infinito
porque el culo me dolía, las caricias fueron como regalo de consolación, aunque
duraron poco. No tardó en decirme:
- ¡Vete a por el cepillo!
- ¡Quéeeeee! _Lo miré con ojillos de alguien que pide clemencia_
- ¿Tengo que ir yo?
Por lo visto no
tenía opción y no tenía ninguna intención de hacerle enfadar más. Así que fui a
por el cepillo muy a pesar mío. Volví y se lo entregué con la cabeza gacha, y
con un gesto me indicó que me colocara en su regazo. ¡Obedecí!
El primero me
dolió bastante y mi mano fue directa a tocarme el culo, me regañó mientras él
fue más rápido, me la sujetó y me dijo que ni se me ocurriera volverlo hacer. Con
el segundo bajó la intensidad, así que los pude sobrellevar… me cayeron no sé cuántos…
dejé de contar mentalmente porque prefería llevar toda mi atención a mi respiración…
Menos mal que no duraron mucho Bufffff.
Cuando me dijo
que me apoyara en el sofá quería llorar literalmente… Se levantó y salió del salón,
cosa que me extrañó porque llevaba el cinturón puesto y pensé: ¿Irá a por la
crema? El no saber me vuelve loca…
No tardó en
aparecer y en colocarse detrás de mí y mientras con una mano separaba mis
nalgas con la otra me introducía algo… estaba frío así que noté que se trataba de
un plug… Nada más colocarlo, me dio un último azote mientras me decía:
- Vístete que nos vamos a tomar algo.
- mmm ya sabes que yo no aguanto mucho con esto puesto.
- ¡Aguantarás todo lo que yo te diga!
Mientras bajábamos por el ascensor, como mi cara no estaba precisamente contenta en ese momento. Me abrazó de manera cálida y gustosa mientras me besaba la boca y me dijo al oído: Tranquila, no lo tendrás que llevar por mucho tiempo. Aunque el culo sí te va a picar un buen rato, ¡¡Así aprenderás!!
To be continued
Segunda parte 👉 El cigarrillo II