miércoles, 3 de marzo de 2021

La obra de teatro (Relato)



Autor: Santiago (Escrito desde la mirada de ella)


Llevaba una intensa semana en compañía de mi chico. Normalmente pasamos 2-3 días juntos y el regresaba a su ciudad, en aquella ocasión estábamos juntos desde el lunes y se quedaría hasta el martes de la semana siguiente, tenía una intensa semana de trabajo. Alguno de los días dormí calentita, pero se notaba que las preocupaciones y el trabajo no le dejaban mucho hueco para nuestros juegos, aun así alguna que otra azotaina me gané durante esa semana. Fueron unos días algo extraños porque mi chico estuvo especialmente sensible y romanticón. Llegaba todos los días agotado del estrés del trabajo. Desde el mismo día que llegó le comenté que un grupo de amigos estaban realizando una gira de teatro y que yo quería ir a verlos, me fue dando largas y no encontrábamos el momento.

El sábado teníamos una cita pendiente para cenar con unos amigos. La noche se hizo algo más larga de lo esperado y aunque yo intenté picarle durante toda la velada, al final terminamos con un polvo de esos de enamorados. Me hizo el amor como no recordaba, con una dulzura que no entraba en nuestra forma de entregarnos en el acto carnal.

La mañana del domingo nos lo pasamos acurrucados bajo las sábanas y sólo el hambre hizo que nos levantáramos. Durante la comida le expuse mi plan, era el último día que celebraban la función.

-Cariño, yo quiero ir al teatro, hoy hacen la última función.

-Pufffff…. A las 7 hay partido, ve tú al teatro y yo te espero viendo el fútbol en el bar.

-Jooooo, yo quiero ir contigo, fútbol hay todos los fines de semana y mis amigos terminan hoy la gira.

-Es que la sinopsis de la obra no me motiva nada de nada y como no me guste y encima me hagas perderme el partido, te vas a ganar una que no te sientas en toda la semana.

Su advertencia hizo revolotear todas las mariposas en mi estómago, y aun arriesgándome a que cumpliera su amenaza me podían más las ganas de ver la obra y que él me acompañara. Además, me podía ese plus de ganar una batalla y convencerle de mi propuesta.

A las 7:30 comenzaba la obra, así que casi una hora antes ya estábamos por los aledaños del teatro.

-¿Seguro que quieres que te acompañe? ¿No será mejor que yo vea el partido y tú la veas sola tranquilamente y así tenemos la fiesta en paz? ¡¡Todos contentos!!

-Yo no estaría contenta, quiero que la veas conmigo.

-Vale, pero te lo repito, como no me guste, esta noche duermes algo más que calentita.

Otra vez, con sólo escuchar su amenaza hizo que se humedeciera mi entrepierna casi de inmediato. La obra era larga, pasada la primera hora completa y tengo que reconocer que era un poco tostón, por mi parte por ver a mis amigos actuar me servía, pero la temática tengo que decir que era algo pesada. Yo seguía la interpretación y en un momento escuché una especie de ronquido, me giré y mi chico tenía los ojos cerrados y estaba semi-dormido, le di un codazo para que despertara.

-Shhhhhhhh, te duermes????

-Joder nena, es un tostón del 15

-¡¡No seas exagerado, está muy interesante!!

- ¿Interesante? Interesante va a ser tu castigo que te vas a ganar por hacerme perder el partido y tragarme esto. Voy al baño a lavarme la cara y ver en el móvil como ha quedado el fútbol.

Antes de levantarse, acercó su boca a mi oído…

-Será mejor que mejore algo en el final, porque calentita, lo que se dice calentita vas a dormir hoy a cuenta de estos.

De repente, nada más escucharlo, una fría humedad invadió mi vulva… Se levantó para ir al aseo. Se tomó su tiempo. De repente se iluminó mi móvil que tenía en modo silencio, lo miré y era el wasap.

-Nena ven al baño, esta obra no hay quién la aguante y es hora de que tengas un adelanto de lo que te espera esta noche.

-No seas bobo, vuelve aquí para terminar de verla.

-No me hagas repetirlo, no quiero ir yo a por ti o será peor.

-Has pasado de bobo a Imbécil, a mí me está gustando y no voy a ningún sitio.

Lo cierto y verdad es que tenía toda la razón, la obra estaba siendo un poco rollazo, pero no estaba dispuesta a ceder.

-Si voy yo te voy a traer arrastras. Ven aquí ya mismo.

-Déjame en paz, y no me distraigas.

El teléfono dejó de iluminarse y cesaron sus mensajes. A los 5’ se sentó en su asiento junto a mí. Me tomó la mano con la suya y se volvió acercar a mi oído.

-Has cruzado la línea, te voy a quitar esa manía de insultarme, ya te puedes ir preparando para esta noche, pero ahora vas a tener un adelanto para que te hagas a la idea.

No me dejó responderle, se levantó y tiro de mi brazo obligándome a ir tras él casi arrastras. Recorrimos los desiertos pasillos hasta llegar al baño de mujeres. El avanzaba y me arrastraba y yo sólo pedía que me soltara. Entramos en el baño y me empujó a un departamento destinado a minusválidos que era algo más amplio que los otros, tras cerrar la puerta.

-Y ahora desabrocha ese pantalón, que vas a tener tu adelanto por esa lengua viperina que tienes.

En un acto reflejo mis manos tomaron el borde de mi jersey y lo estiré como cubriéndome para con el giro de cabeza indicarle la señal de que no tenía ninguna intención de obedecer. Di dos pasos atrás y me refugié en el rincón. Colocó sus manos sobre mis hombros…

-Nena, no lo hagas más difícil, ni lo pongas peor, bastante mal lo tienes ya. Desabróchate el pantalón!! -Levantó la voz- Mi gesto inequívoco seguía diciéndole con mi giro de cabeza de lado a lado que no le obedecería.

-No te lo repetiré… Plasss…… Ahhggggggg (Me soltó un bofetón que hizo que me acordara de toda su familia del tirón)-Que te desabroches el pantalón te he dicho!!

Nuestras miradas se cruzaron, mis ojos vidriosos apunto de derramar las primeras lágrimas y los suyos encolerizados. Y mientras, mi entrepierna estaba empezando alcanzar una más que considerable humedad fuera de mi control. Y sin dejarme reaccionar. Plasss… otra bofetada en el otro carrillo, Aggggghhhhh

Diossss, hacía tiempo que no le veía tan enfurecido. Se apartó dos pasos de mí, cruzó los brazos y lo volvió a repetir.

-¿Te lo vas a desabrochar de una vez?

Mi cuerpo continuaba inmóvil, mis manos seguían atenazando mi jersey y mi cabeza haciendo el gesto de No. Des-cruzo los brazos de su pecho y las manos tomaron le hebilla de su cinturón haciéndolo salir de las trabillas.

-Vale, si no lo quieres por las buenas, será por las malas.

Me tomó de los hombros y me hizo girar, dos azotes fuertes y seguidos plassss, plassss con su mano derecha y me obligó a colocar mis manos en la tapa del baño, la espalda recta y mis piernas muy juntas, marcaba un ángulo perfecto de 90º. Tomó dos pasos de separación, con el rabillo del ojo podía contemplar su enfado, se tomó unos segundos mientras le veía doblar el cinturón sobre sí mismo. Su brazo se alzó y descargó un azote tan virulento como doloroso, zasssssss este impactó en el centro de mi culo, un grito ahogado por mi parte y mis piernas se doblaron a la vez que mis manos buscaban el alivio. Un ejército de hormigas parecía recorrer toda la franja fustigada con aquel terrible cinturón; Hacía bastante tiempo que no sentía los efectos de ese elemento, me indicó que volviera a recuperar la posición. Mi cabeza comenzó a pensar a gran velocidad, no recordaba ninguna ocasión cercana en el tiempo donde un castigo comenzara tan severo. Volví a recomponerme y con una lágrima apunto de resbalar por mi rostro, cuando el cinturón volvió a impactar con la misma o incluso con más fuerza. Zassssss, esta vez no pude contener el grito AAAIHHHHHH y de nuevo mis manos intentando dar un alivio.

- ¿Te vas a bajar el pantalón? 

Le miré fijamente desafiándole, (craso error por mi parte) y me giré para volver a ocupar la posición con un gesto inequívoco de que no estaba dispuesta a obedecer en esa petición. De nuevo el brazo tomo altura y descargó un latigazo con toda su fuerza. Repitió el gesto hasta en 12 ocasiones, inquiriéndome en cada uno a obedecer su petición. El culo me ardía como no era capaz de recordar, pero yo seguía terca como una mula.

Al contemplar la docena pareció apiadarse de mí, yo estaba al límite de mis fuerzas y apunto de claudicar cuando me tomó de los brazos, me miró a los ojos y secó las lágrimas que ya brotaban sin control, para abrazarme y susurrarme al oído.

-Nena, eres lo más cabezona que jamás he conocido, pero esta noche te desabrocharás el pantalón tu solita y tendrás tu merecido, ahora piensa en ello y vamos a ver cómo termina ese tostón de obra.

Salimos del baño de la mano y nos encaminamos a nuestras butacas sin mediar ni una sola palabra más. 15' más tarde concluía la función, aunque me parecieron una eternidad, no encontraba la forma de acomodarme en el asiento. El culo me ardía, millones de alfileres parecían que se incrustaban en él. Me costaba aguantar el dolor, pero lo que más me costaba controlar era la humedad que sentía en mi bragas.

Acabó la función y fuimos a cenar algo, yo escogí un bar que conocía por la zona donde se cenaba de picoteo en la barra, lo último que me apetecía era volver a tener que sentarme. Me excusé un momento para ir al baño, nada más entrar no pude por menos que bajarme el pantalón y frotar con insistencia mi dolorido culo. Salía fuego puro de él, caliente como un brasero.

La cena transcurrió con tranquilidad, aunque mi cabeza no dejaba de dar vueltas y vueltas a la sentencia de mi chico. Retumbaban en ella la frase: ''Esta noche te desabrocharás ese pantalón tu solita y tendrás tu merecido''. No estaba dispuesta a darle el gusto, pero sabía que si se empleaba a fondo como lo hizo en el baño del teatro no podría resistir mucho.

Terminamos la cena y nos encaminamos para casa, me temblaban hasta las pestañas cuando cruzamos el umbral de la puerta. Yo me fui directamente a la cocina a ponerme un colacao, mientras él se metió en el cuarto y se puso ropa cómoda. Cuando terminé pasé por el salón con la idea de convencerle para que no siguiera con su castigo prometido.

La imagen me dejó muy claro que no estaba dispuesto a perdonarme. Estaba sentado en la silla que habitualmente usaba cuando me castigaba. Nada más asomar la cabeza, con un gesto de su dedo me indicaba que me acercara. Esta vez le obedecí y directamente me senté sobre sus rodillas, abrazándole y besuqueándolo.

-Esto no te va a servir de nada, no seas zalamera, bastante gorda te la has ganado ya, baja ese pantalón y asume el castigo.

-Me duele el culo un montón, ya me castigaste por llevarte al teatro.

-No, de eso todavía no hemos hablado y espero que te gustara, porque yo me aburrí un montón y encima me perdí el partido.

Se levantó de su silla y yo con él, con una dulzura me hizo que se me erizara todo el bello de mi cuerpo. Me tomó de las manos y me plantó un beso que entrecortó mi respiración. Me llevó a su rincón favorito, colocó mis manos en mi cabeza y con las suyas recorrió todo mi cuerpo, las palabras me derritieron:

-Cariño.... voy a ducharme, cuando regrese te quiero sin ese pantalón, tendrás el castigo que te prometí y que te ganaste a pulso y luego te voy a follar como hace tanto tiempo que no hago.

Se alejo y la perlita de mi vulva palpitaba más rápido incluso que mi corazón. Escuché correr el agua de la ducha y cesar de caer. Sumida en mis pensamientos me debatía entre obedecer o no, mis manos tomaron vida propia e incluso en contra de mi voluntad. Desabroché mi pantalón y lo deslicé por mis piernas.

-Así me gusta mi vida, ahora tendrás tu castigo.

Aquella ocasión fue muy especial, se tomó todo el tiempo para cumplir su promesa y me folló, ya lo creo que me folló, tan duro y con tanta pasión que creí perder el sentido. Cuando terminó nos abrazamos.

-Mi vida, ¿Sabes por qué te castigué y te follé de esta manera?

-Sí.... porque soy tuya!!!!


12 comentarios:

  1. La historia es excitante pero a la vez expone una naturaleza de relación que mi pareja y yo no compartimos en absoluto. En especial yo no aceptaría nunca incluir bofetadas en los juegos, al margen de que sea o no degradante estoy seguro de que no nos causarían placer.

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  2. Claro Laxmi, no a todo el mundo le gustan las bofetadas. A mí tampoco, sólo acepto las que son de atención, son de un solo toque y no duelen :) esas sí me gustan!

    Gracia por tu aportación,
    Pasa un estupendo día! ;-)

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  3. Bien escrito; solo dos objeciones:

    La premeditación en provocar me parece algo excesiva, una cosa es recibir el castigo por una falta y otra 'pinchar' o provocar planificadamente...

    Y la segunda, que no creo que 12 o 15 azotes por encima del pantalón puedan causar una quemazón tal que luego en la cena no se pueda sentar...

    Las bofetadas, al ser en una zona sensible, han de darse con mucha moderación, por supuesto, por lo demás no hay problema y tienen un gran poder de humillación...

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    1. Hola MisterEddy,

      Con respecto a los azotes por encima del pantalón... lo de causar quemazón o no, yo diría que dependerá de la tela y de la fuerza del impacto. Por experiencia propia te puedo asegurar que hay ciertas ropas que la tela no protege nada, incluso con 6 azotes dados a conciencia puedes llegar a ver las estrellas...

      Y lo de las bofetadas, pienso que para darlas hay que saber hacerlo, sino mejor que no, porque pueden llegar a hacer daño en muchos sentidos...

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    2. Claro, sin duda hay muchas variables; ¿pero que rato después aun te dure un ardor que te impida sentarte? No sé yo...

      Si, totalmente de acuerdo. Es algo para hacer con mucha moderación.

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  4. A mí las bofetadas en cualquier caso no me parecen sensuales, todo lo contrario que las palmadas en el culo, que lo son mucho.
    Y la verdad es que nunca he deseado tampoco humillar ni ser humillado. Eso sí, reconozco que en el relato la voluntad de humillar puede ser recíproca, porque lo de la obra tiene tela xD. Yo no aceptaría que mi pareja me hiciera pasar por eso, ni siquiera por tener una excusa para azotarla.

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    1. El término humillación conlleva muchas connotaciones... hace un tiempo escribí sobre ello:
      https://elrincondeunaspankee.blogspot.com/2019/08/humillacion.html

      Lo que para unos algo puede ser humillante para otros esa humillación les pone a mil...

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    2. Interesante tu artículo, y me ha llamado la atención que describes una situación (el revisar posteriormente las marcas de la azotaina) que justamente le pasa a tia Isabel en el cap. 3

      Yo también escribí sobre la humillación (que me encanta), aquí:
      https://rey-de-la-casa.blogspot.com/2017/10/mistereddy-que-es-la-humillacion-acciones-humillantes.html

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  5. Me encanta. Motivación extra para ir al teatro jaja.

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  6. concuerdo con Laxmi que las bofetadas no son para nada sensuales, y por otro lado no veo un castigo, sino una provocación para satisfacer un deseo. Un juego de dos que buscan presisamente esa interrelación. Muy bien escrito 🙂

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doyluzamisombra@gmail.com