Autor: Santi Ledesma
Aquel día llegué a casa con ganas de tranquilidad y calma, había sido un día duro y estresante, la situación tampoco ayudaba mucho a tener optimismo. Pero bueno, me apetecía una cervecita, charlar un rato con ella, que seguro que me haría reír, en fin tranquilidad y relax.
Al llegar me extrañó todo tan silencioso y ninguna luz, estaba claro que no estaba y me decepcioné un poco, encima la cocina con los platos sin fregar, el baño con la ropa tirada, total que me empezó a picar la nariz y le envié un whatsapp:
-Cloe ¿Dónde estás?
Me contestó al cabo de unos cinco minutos.
-Estoy tomando café con María, pero no tardo ¿tu bien?
-¿Otra vez? que hablamos el otro día.
-Joder Santi no soy una niña pequeña.
-Bueno, te espero.
Ya no dije nada más, habíamos estado hablando unos días antes, que con la situación, era mejor restringir un poco las salidas, ni mucho menos habíamos hablado de no salir, pero si al menos de hacerlo más esporádicamente, pues como hablar con la pared, después de aquella conversación, había quedado cada tarde, no se había saltado ni una.
Una hora más tarde más o menos llegó contenta y feliz, yo en cambio estaba serio y me dijo mientras dejaba la chaqueta y el bolso en la silla de la mesa del comedor.
-Uyyy que cara ¿mal día?
-Vas a dejar eso ahí
-Si, que pasa
-Joder que no te cuesta nada digo yo, dejarlo en la habitación
Lo cogió y comentó con ironía
-Puff ya veo que tenemos mal día
Y se fue a la habitación, tardó un poco, se había quitado las botas de la calle y se había puesto las zapatillas de estar por casa, pero aun conservaba la ropa de calle, los vaqueros y jersey de punto.
Se sentó en el sofá, empezó a hacerme carantoñas y me dijo:
-Va cuenta ¿Has tenido un mal día?
-Pues sí y encima llego a casa con ganas de tranquilidad y me encuentro el baño hecho unos zorros y la cocina ni te cuento, digo yo que te costará fregar tu plato y recoger el baño, te lo he dicho más de mil veces.
-Yaaaa si tienes razón pero iba justa de tiempo.
-Y esa es otra, hablamos de salir un poco menos hasta que mejore la cosa, pues la señorita lleva quedando toda la semana.
-Joder Santi, ya no soy una niña, esta semana ha ido así, la próxima igual no salgo ningún día.
-No esta semana se acabó, ya no sales más.
-¿Que?
-Lo que has oído, si no sabes regularte sola, así aprenderás.
-Pues he quedado mañana...
-No es mi problema llama y di que no puedes.
-Ni hablar...
-¿Que has dicho?
-Joder Santi que no, que ya he quedado
Se había levantado a coger el móvil.
-Ya te he dicho que no es mi problema y además esta semana ya has cumplido el cupo y no sólo eso, además estás castigada, así aprenderás a recoger antes de irte.
Dejó el móvil y me miró seria.
-No me mires así, la decisión está más que tomada y no será que no te he avisado.
-YO NO TENGO LA CULPA QUE HAYAS TENIDO UN MAL DIA!!!!!!
Dio un patadita en el suelo toda digna y se fue a la habitación dando un portazo. Esperé que pasara un poco de tiempo unos minutos y entonces fui a la habitación abrí la puerta, ella estaba tumbada en la cama jugando con el móvil y le dije.
-Ahora te vas a levantar, vas a recoger el baño y fregar la cocina y te advierto no quieras enfrentarte conmigo o tu culo lo va a pagar muy caro.
Siguió impasible, como si no estuviera, jugando con el móvil ¿Buscaba enfrentamiento? pues paciencia agotada.
Me fui para ella, le quité el móvil con firmeza y me lo metí en el bolsillo, la cogí del brazo y la levanté de la cama, la llevé al baño, allí la solté y le dije:
-Ya puedes recoger, cuando termines, friegas los platos y ya puedes ir preparando el culo, que estos ataques infantiles de ira no te lo tolero.
La dejé ahí, fui a la habitación a por algo y al comedor a esperar.
A regañadientes lo hizo, imagino que tenía claro que iba a terminar con el culo rojo si o si y que más le valía no empeorar las cosas.
Cuando terminó apareció por el comedor, yo estaba en el sofá serio y me dijo con voz aniñada.
-Ya estoy...
Mire el reloj y le dije.
-20 minutos Cloe, 20 puñeteros minutos y la pataleta que me has montado, pero ya te aseguro que es la última en mucho tiempo. Me levanté firme, en la mano llevaba una zapatilla de esas con suela de goma fina y grabada, cogí la silla y la puse en el centro del salón.
-Ven aquí....
-Pufff con la zapatilla no que pica..
-Que vengas aquí te he dicho, no me hagas ir a buscarte.
Se acercó tímida, pero cuando la tuve a tiro la cogí de la cintura de los vaqueros y la acerqué a mis piernas de un tirón seco. Empecé a desabrocharle el botón del pantalón y ahí tuvo un momento de rebeldía intentando impedirlo con sus manos.
-Pon las manos encima de la cabeza o te pongo el culo morado!!!!!
Las llevó de inmediato y pude desabrocharle el pantalón y bajarlo hasta justo encima de las rodillas, de momento le dejé conservar las braguitas puestas, me di un par de golpes en los muslos, lo que significa que quiero ver su culo expuesto encima de ellas. Sentado en la silla, la posición es muy infantil, los pies apenas tocan el suelo y las manos por el otro lado se tienen que apoyar.
Sin más cogí la zapatilla y empecé a azotarla con ella, primero suave y despacio pero poco a poco subí el ritmo, el sonido de la zapatilla es especial y muy escandaloso, fui jugando con el ritmo, hasta llegar a uno constante y efectivo, que mantuve unos minutos, hasta que me detuve. La mandé levantarse y sin darle tiempo a mucho le bajé las bragas y de nuevo a mis rodillas. Cuando presentó el culo otra vez, estaba ya bastante rojo, pero eso no la iba a librar de una nueva tanda larga de zapatilla sin protección. Dos minutos después ya estaba pataleando, así que pasé mi pierna por encima de las suyas para que estuviera quieta y no paré hasta dejarle el culo de color escarlata.
-¿Has visto lo que has ganado con tu actitud infantil? Debería darte vergüenza que tenga que zurrarte como una niña impertinente.
Puse mi mano sobre una de sus nalgas estaba muy caliente, Cloe suspiró de alivio, hasta que le dije.
-No creas que aun estamos señorita. Esto ha sido por la cocina y el baño, falta por salir cuando ya lo habíamos hablado. Así que ve a buscar la regla de madera.
-Santi!! te prometo que mañana no salgo de verdad, ahora llamo.
-LA REGLA !! o voy a buscarla yo.
Finalmente se levantó, fue hasta la habitación con los vaqueros a media pierna y el culo bien rojo al aire. De vuelta me entregó la regla de 60 cm de madera.
-Ponte en la mesa.
Cloe conocía perfectamente la posición, codos apoyados en la mesa, manos planas también y el culo bien ofrecido para la corrección. Una vez se colocó, le dije:
-Serán 12, cuéntalos y te aviso, cada vez que tenga que decirte, que pongas bien el culo, añadiremos dos más.
"Zassss" el primer azote repentino cayó en su culo desnudo y bastante perjudicado ya....con voz entrecortada dijo...
-Uno
A medida que avanzaba la cuenta le daba más tiempo entre azote y azote, para que recolocara el culo en posición, pero no fue necesario añadir ningún azote más a la docena prometida. Al terminar, la mandé directa al rincón de rodillas, manos sobre la cabeza, nariz tocando la esquina y la regla aguantada entre sus nalgas y el suelo. Dejé pasar cinco largos minutos, tras los cuales fui a buscar la crema y la llamé, de nuevo en mis rodillas pero esta vez en el sofá, empecé a masajearle el culo con la crema, para aliviar un poco el escozor. En un determinado momento me saqué el móvil del bolsillo y mientras le frotaba el culo con la crema le dije.
-Ya puedes llamar a tu amiga y decirle que mañana no vas.
Fin.
Pone mucho...
ResponderEliminarHombre un comentario!!!!!!!! Gracias
EliminarJeje... vaya caracter díscolo y inmaduro :) Y un severo y merecido correctivo.
ResponderEliminarSi de salir en cuarentena y desobedecer se trata, tendrás que venir a castigarme
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