Autora: Sara
Era la primera noche que dormía con él. Esa semana ya me lo había dicho: ''Elige el día que quieras, pero quiero que duermas aquí''. Confieso que me apetecía muchísimo el hecho de dormir con él y pasar el día siguiente juntos.
Así que escogí el viernes. Yo había quedado con unas amigas a tomar algo sobre las ocho de la tarde. El plan era vernos a las 10:00, cenita y peli.
El viernes por la mañana amanecí feliz. Me apetecía el plan con mis amigas y la noche de relax con él. Era el plan perfecto.
Esa tarde se me complicó y como siempre llegué tarde al encuentro con mis amigas. El tiempo se me pasó volando entre charla y charla, y cuando me quise dar cuenta... eran las diez y diez. Me despedí rápido y cuando miré el móvil me había puesto un mensaje: ''Espero que tengas un motivo de peso para llegar tarde señorita''.
Mierda... pensé.
Mi talón de Aquiles era la impuntualidad. Ya había recibido más de una zurra por ello. Intenté tantear el terreno:
- ''Perdón... No me he dado cuenta de la hora, voy volando!!!!!!!''
El me contestó con un serio: ''No escribas mientras conduces''.
Ufff...
Cuando aparqué a una manzana de su casa eran las 10.37. Le escribí: ''Ya estoy aquí''. Su telefonillo estaba estropeado, por lo que normalmente le avisaba al llegar para que bajara a abrirme.
No había bajado del coche cuando me contestó:
- Aquí no estás. Esta noche te la estás ganando a pulso.
Joder, pensé. Me estaba esperando en la calle!!!
Me apresuré y fui corriendo hacia el portal.
Cuando doblé la esquina de su calle, lo vi. Ahí estaba. Serio.
En esos 30 segundos urdí mi plan.
Llegué y me lancé sobre él. Le di un abrazo al estilo oso y empecé a besarle la cara. Al principio recibió mi abrazo y me lo devolvió. Cinco segundos más tarde puso sus manos en mi cadera y sin conseguirlo intentó apartarme. Me sujeté a su cuello.
- Porfi...
- Vamos arriba, nena
Suspiré resignada. Casi enfadada le liberé de mi abrazo. Me abrió la puerta y me hizo pasar delante. Empecé a sentir que los nervios se instalaban en mi estómago.
Una vez arriba y mientras abría la puerta de casa lanzó el primer misil, con voz tranquila:
- Estoy cansado de que siempre llegues tarde, Sara. No hay un día que no tenga que esperar por ti. Pero esto ya pasa de castaño oscuro. 40 minutos tarde.
- Por fa... no ha sido a propósito, se me ha ido la hora.
- Siempre ''se te va la hora''. No te preocupes, me aseguraré de que sea la última vez, entra.
Abrió la puerta. Me quité los zapatos y los dejé en la entrada.
- Sube y espérame arriba.
Pfff... Me debatí entre salir corriendo por el apartamento o hacerle caso. Opté por mirarle con cara de ''lo siento, porfi no me hagas nada''.
- Arriba!
Suspiré. Levantó una ceja y me miró con expresión seria. Pensé que quizá lo mejor sería hacerle caso.
Subí las escaleras y le esperé sentada en el medio de la cama con las piernas cruzadas a lo indio.
Creo que uno de los momentos más tensos es cuando oigo sus pasos al subir las escaleras...
- Ven aquí- me dijo mientras se sentaba al borde de la cama.
Me quedé inmóvil, lo que hizo que me quedara detrás de él. Yo en el medio de la cama y él esperándome sentado en el borde.
- Como te lo tenga que repetir y tenga que ir a buscarte, te aseguro que te vas a acordar.
Me levanté con resignación, haciendo evidente mi indignación y me coloqué de pie a su lado. Sus mano se fueron directamente a los botones de la cintura del pantalón y los desabrochó con maestría. Me bajó el pantalón y me quedé en braguitas.
- Quítate el top y el sujetador.
- ¿QUÉ? No!!!!!!!!!
- Ahora mismo!! Sabes de sobra que los castigos son sobre tu culo desnudo y sin nada de ropa.
En ese momento sólo quería ser tragada por la tierra. Si bien es cierto que me había visto desnuda mil veces en ese momento sentía una vergüenza tremenda.
Enfadado, me bajo las braguitas hasta medio muslo y me miró inquiriendo que yo hiciera lo mismo con la parte de arriba. Le miré ojiplática y el renegó con la cabeza.
- vas a aprender a obedecer por las malas.
Me desabrochó el top con cierta rabia y me quitó el sujetador. Tiró de mi muñeca y caí directamente sobre una de sus rodillas.
Me acarició el culo mientras me daba la charlita:
- Parece mentira que te tenga que volver a calentar el culo por lo mismo de siempre. Crees que puedes llegar tarde y hacer a los demás esperar??? Crees que puedes faltar el respeto de esa forma???
Mi orgullo no me permitía responder...
- Contéstame!!!!!!!!!!
- Noooooooooooooo (me sentía humillada, así que le contesté en un tono condescendiente)
- Ya veo que ni un ápice de arrepentimiento. Muy bien.
Empezó a azotarme fuerte y rápido con su mano. Toda la pasividad que había mostrado hasta entonces desapareció. No me apetecía que me azotara, y menos así de fuerte!!!! Así que empecé a patalear, cubrirme con mis manos e intentar zafarme.
El seguía dándome. Cuanto más me movía más fuerte me daba. Hasta que con voz enfadado me dijo:
- Como no pares de moverte cojo el cepillo de baño y no te sientas en un mes.
Paré inmediatamente. Ese cepillo es lo peor del mundo!!!!
Prosiguió con los azotes. PLAS PLAS PLAS PLAS
Dejé de resistirme. En ocasiones no podía evitar retorcerme o moverme, así que bloqueó mi mano contra la espalda y pasó una de sus piernas por mis rodillas. Hundí mi cara sobre mi brazo izquierdo. El seguía regañándome mientras los azotes caían.
- Es la última vez que llegas tarde, me has entendido? Te portas como una niña inmadura y sólo me demuestras que es así como debo tratarte. O crees que eres demasiado mayor para recibir una buena zurra en el culo?
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
- Te voy a enseñar a respetar el tiempo de los demás, me has entendido?
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
- Cuando te diga que te quites la ropa, lo haces y obedeces! No aprendes por las buenas, pues vas a aprender por las malas.
Tras 10 minutos me picaba el culo de lo lindo... Me dio un último azote:
- Al rincón.
Me levanté como un resorte. Quería escapar de sus rodillas. Me sentía enfadada e indignada, así que me dirigí al rincón rápido.
- Manos a la cabeza y ni se te ocurra moverte.
Ya había recibido por frotarme el culo y no pensaba darle el gusto.
Él seguía sentado en la cama. Podía sentir su mirada posada sobre mí, lo que siempre me pone nerviosa. Me avergüenza... El enfado se me fue yendo a medida que los minutos pasaban. Los brazos empezaban a pesarme.
Escasos minutos más tarde sentí como se levantaba de la cama y venía hacia mí. Me dio un beso en la parte superior de la espalda, me acarició el culo todavía ardiendo y me dijo:
- Sobre los almohadones.
Había dispuesto las dos almohadas en el medio de la cama, lo que significaba que me iba a dar con el cinturón.
Me tumbé.
- Vas a aprender a respetarme y a no llegar tarde señorita. -Me decía mientras se quitaba el cinturón-
Empezó a azotarme rítmicamente con el cinturón. Más fuerte que en ocasiones anteriores. Al principio no me dolió demasiado, pero el ruido que hace el cinturón al impactar sobre mi piel siempre me sobresalta. Debieron ser unos 50 azotes. Paró y tocó las partes de mi culo más magulladas. Pensaba que se había acabado cuando dijo:
- No te muevas y aguanta la posición.
El cinturón impactó en la parta alta de mis muslos.
- Ahhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
No me esperaba eso! Grité y doblé mis piernas para impedir que el siguiente azote recayera en el mismo lugar.
- Vuelve a la posición ahora mismo!
- No!!!!!!
Otro cinturonazo recayó sobre mi culo. Bajé los pies.
- Serán 20 más, si te mueves será el doble.
Rechisté, pero bajé los pies.
Me dio los siguientes 20 azotes con el cinturón, alternando mi culo y la parte alta de los muslos. Picaban a morir!
Tras los 20 azotes, paró. Me sentía exhausta. Dejó el cinturón en la cómoda y me dijo que me levantara. Se sentó en la cama.
- Ven aquí.
Esta vez el gesto era distinto. Extendió las manos como indicándome que me sentara en su regazo. No pude evitar hacer una mueca cuando mi culo rozó sus pantalones.
Rodeé su cuello con mis brazos y hundí mi cara en él. Creo que estuvimos así durante más de media hora...
- Sé que ha sido un castigo duro, nena, pero ahora ya sabes lo que pasa cuando no obedeces y vuelves a cometer las mismas faltas.
Me quedé en silencio sin moverme.
- Verdad que lo sabes?
- Sí...
- Quieres que te ponga crema?
- Sí...
- Pues túmbate en la cama y espérame ahí.
Mientras me echaba crema empecé a abrir mis piernas... Sabía que entendería mis intenciones... Se rio, pero no hizo nada. Extrañada por su inacción, persistí! Me sentía muy excitada.
- Sara, esto ha sido un castigo. No seas traviesa que sabes que hoy no te mereces ningún premio.
Pffff... sabía perfectamente que él también estaba excitado. Había sentido su erección cuando me había sentado en su regazo minutos antes. Así que llevé mi mano entre mis piernas. Él se dio cuenta al instante.
- Pero bueno!! -dijo vertido- Debería de seguir azotando este culo hasta que hubiera lágrimas en tus ojos, lo sabes verdad?
- Porfi... Giré mi cabeza y le miré con ojos de súplica...
Con esa cara que tanto me gusta de entre un ''no tienes remedio'' y excitación me dijo:
- Anda... date la vuelta: Papi quiere probarte.
Hice lo propio y me dejé ir. Aquella ''primera noche'' dormí como una reina.
Muy bonito; romántico... y con final feliz ;)
ResponderEliminar:))))
EliminarMe ha encantado el relato. Gracias por compartir.
ResponderEliminarPor la parte que me toca un placer!!! y por la parte de Sara ídem.
EliminarMe ha gustado mucho el relato! ¿Estará basado en hechos reales?
ResponderEliminarOjalá que Sara siga escribiendo más relatos!
Gracias por tu aporte JaxSpanko,
EliminarSeguro que Sara nos seguirá deleitando con sus escritos y relatos :)
Me gustó mucho esta historia. Mucha complicidad y ternura que la hacen tan agradable.
ResponderEliminarMe alegro que te gustase Mademoiselle G.
EliminarGracias por tu comentario!