Las contradicciones nos suelen acompañar a todxs, simplemente porque a veces podemos cambiar de opinión. Es un derecho que tenemos por el hecho de ser personas. Incluso cuando deseas algo mucho mucho mucho y cuando lo has conseguido a veces ocurre que se pierde ese valor... triste, pero es así, pues eso, bienvenidos al mundo de las paradojas...
En relación a mis momentos con
el spanking se dan y mucho, lo vivo sin querer, se dan solas,
a veces me vuelven un poco loca, aunque he aprendido a quererme tal y como soy. Y
estoy segura que es algo típico entre las spankees, aunque seamos
diferentes unas a otras, en algunos puntos parece que estamos cortadas por el
mismo patrón.
En mis vivencias con los azotes por ejemplo me sale mucho decir que no, ¡¡no quiero!! y ese no, no es literal, en mi caso ese no quiere decir sí. Vamos que estoy deseando que me caliente el culo, pero claro... no le puedo decir o no me sale decir, sí, ¡dame! digamos que no entra en mi programa mental porque no me excita tener que pedirlos. Esto sucede cuando estoy viviendo un momento de azotaina, o a punto de recibirla. Cuando estoy entrando en modo juego no, porque todavía queda un rato hasta que me dé y esto significa que tengo un margen de tiempo para explayarme. Pero cuando ya no hay vuelta atrás y estoy haciendo por ganármelos digamos que los quiero, pero cuando llega el momento de recibirlos es como que mi cabeza dice que nooooooo, e intento recular, pero ya es imposible.
En el momento que los estoy
recibiendo y me duele hay una parte de mí que quiere que pare y no
siga, esto lo puedo entender porque no voy buscando precisamente sentir
dolor. Y a la vez hay otra parte de mí que quiere que continúe y que no
deje de darme, porque sé que, traspasando ese suplicio, llegaré al súmmum del
verdadero placer que siento traspasando el umbral del spanking. Además, que sé, soy consciente y acepto que el
dolor forma parte de un castigo con azotes.
Cuando hablamos del spanking erótico es otra forma diferente de sentirlos... No tienen nada que ver, y aun así ambos me encantan. Cada uno en su momento...
Cuando juego con alguien y le concedo ese permiso/privilegio o cesión para que tome el control sobre mí y pueda castigarme siempre que lo vea oportuno, a veces y en este caso me ocurre que no me viene bien el momento que él decide que sí lo es. Entonces justo ahí aparece otra contradicción porque, por los motivos que sea no los quiero en ese momento, y a la vez cuando los estoy recibiendo, en lo más profundo de mi ser también habita y lo siento así, a otra parte mía que se alegra de que eso esté sucediendo en ese preciso instante...
También se puede dar el caso en el que aparece un conflicto ''tonto'', o bien provocado por él o por mí o es algo que pasa de manera espontánea, sin buscarlo ninguno de los dos. Sucede que nos enzarzamos en el tema y la cosa se va caldeando, una parte de mí quiere ganar la disputa sí o sí, y quedar por encima de él, y otra parte mía está deseando mucho, muchísimo que me ponga en sus rodillas y se termine la discusión.
Las conclusiones que saco yo de todo esto es que mi propio ego/orgullo es el que quiere ganar, discutir y salirse con la suya y otra parte de mí quiere dejar de luchar. Y quiere que sea él, el que tome el control y decida por mí. Digamos que es como rendirme y que sea él quién mande sólo en estos precisos y exclusivos momentos que estamos viviendo.
Para las personas que no lo sientan como yo, entiendo que es difícil de comprender, aunque más bien es cuestión de tener una mentalidad abierta, sin más. Porque otra cosa no, pero diversidad por estos lares y con respecto a la forma de vivir el spanking es infinita.